¿A quién estamos excluyendo?

Queda claro, pues, que todo en nuestra sociedad ha cambiado. O, mejor dicho, casi todo ha cambiado. Y si digo “casi”, es porque hay una institución que no ha cambiado su horario dominical; que se sigue reuniendo a la misma hora que se reunía cuando casi todo el resto de la sociedad descansaba el domingo; que a veces parece que está esperando el regreso de la década del 1950. La institución que no ha cambiado su itinerario dominical es la iglesia.

La mayor parte de las congregaciones cristianas se siguen reuniendo el domingo en la mañana. Los únicos cambios significativos en su itinerario son la eliminación de los servicios religiosos en la noche y el comienzo del culto un poco más tarde en la mañana, pues algunas congregaciones hoy comienzan el servicio de adoración entre las 10:30 a las 11:00 am.

Por esta razón, vemos una merma en la participación de personas jóvenes y de la clase trabajadora en nuestros cultos dominicales. Son muchas las personas entre 18 a 45 años que trabajan los domingos. Por eso, no pueden adorar regularmente en congregaciones donde el servicio del domingo en la mañana se ofrece entre las 9 AM a la 1 PM.

¿Quiénes son las personas que pueden participar libremente de nuestros servicios dominicales?

  • La niñez
  • Las personas de la tercera edad
  • Las personas pensionadas por edad o por enfermedad
  • Las personas desempleadas
  • Y aquellas personas cuyo empleo le permite tener libres los domingos, porque trabajan en oficinas de gobierno, en el magisterio o porque tienen derecho a ese privilegio por el tiempo que llevan trabajando en la compañía.

Esto me lleva preguntar, ¿quienes no pueden participar con libertad en nuestros servicios dominicales?

  • Aquellas personas que trabajan en comercios, en industrias de servicio y en el campo de la hospitalidad.
  • Aquellas personas que trabajan en el campo de la salud, particularmente en hospitales y en laboratorios médicos.
  • Y aquellas personas que trabajan dando seguridad, como policías, bomberos y guardias privados.

Para preguntarlo con más claridad, ¿a quienes estamos excluyendo?

  • A los chicos y a las chicas que necesitan hacer tareas universitarias los domingos.
  • Al chico que trabaja en un restaurante de comida rápida
  • A la mesera del restaurante que abre los domingos para almuerzo.
  • A la nueva empleada de la mega tienda, que tendrá que trabajar los domingos por unos 18 a 24 meses antes de poder pedirlo libre.
  • A la madre soltera que tiene dos trabajos y que, por lo tanto, necesita el domingo para descansar, limpiar la casa y hacer compras.
  • Al padre no-custodio que tiene que recoger o llevar de vuelta a sus hijos e hijas el domingo en la mañana.
  • Y a la enfermera que termina su turno a las 7:00 AM.

Author: Pablo Jiménez

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es pastor, conferenciante, escritor, editor de libros teológicos y profesor en el área de teología pastoral, particularmente de homilética y predicación.

One thought on “¿A quién estamos excluyendo?”

Comments are closed.