El Dios Maternal (Génesis 21)

El Dios Maternal es un sermón listo para predicar sobre Agar, basado en Génesis 21, apropiado para la celebración del Día de las Madres.

Audio:

Texto: Génesis 21.7-19

Tema: El amor de Dios por la humanidad es comparable al amor de una madre por su cría.

Área: Sermón en ocasión del día de las madres

Propósito: Que la audiencia reflexiones sobre el aspecto maternal y femenino del amor de Dios.

Diseño: Narrativo

Lógica: Inductiva

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 Para establecer el tono

Hay experiencias que hermanan a la humanidad. Una de ellas es la maternidad. Todo ser humano conoce el amor maternal. Tanto hombres como mujeres hemos visto de cerca el inmenso amor y los cuidados que le proporciona una madre a su hijo.

La Biblia presenta varios ejemplos del amor maternal. Uno de los más emotivos es el caso de Agar.

Marco escénico

La historia de Agar forma parte del ciclo de historias relacionadas a Abram, el patriarca hebreo.

Abram había recibido la promesa de parte de Dios de que sería padre de un niño. Este sería su heredero (15.4). Sin embargo, al retardarse el cumplimiento de la promesa, su esposa Sara le sugiere que tome a su esclava como “madre sustituta.” Agar, la esclava, no tenía opciones. Su condición de esclava la obligaba a someterse a los deseos de su ama. Por eso Sara la trata como si fuera un objeto.

Trama

Agar concibió. Su embarazo cambió su situación en la casa de Abram. Agar ya no era un objeto; ahora era la madre del heredero. Esto provoca una situación de tensión y rivalidad entre Sara y Agar (16.4). Agar huye al desierto, quizás tratando de volver a su tierra (16.7). Y es precisamente en el desierto donde Dios viene al encuentro de Agar.

Pero esta no fue la única vez que Dios tuvo que venir en auxilio de la mujer egipcia. Unos 14 años después del nacimiento de Ismael, Abram vio cumplida la promesa del Señor. Abram hizo un pacto con Dios, pacto que cambió su nombre en el proceso a Abraham. Como señal del pacto, Abraham tuvo un hijo con Sara, llamado Isaac.

Esto sólo agravó la rivalidad entre Agar y Sara. Finalmente, Sara le ordenó a Abraham que echara a Agar a la calle. Abraham le dio un poco de comida para el camino—pan y agua—y Agar se encaminó al desierto.

Vencida por el hambre y la sed, Agar se echó a morir (21.15-16). Una vez más, Dios vino a su encuentro proveyendo agua en forma milagrosa, dándole así un nuevo futuro (21.17-19)

Punto culminante

¿Por qué Dios vino en auxilio de Agar? Hay varias respuestas posibles:

  • Podemos decir que Dios ama a todo el mundo.
  • O podemos explicarlo a base de la misericordia de Dios.
  • Quizás sea parte de su plan para la vida de Agar.

Ahora bien, creo que la respuesta es más profunda que eso. Dios intervino a favor de Agar porque Dios conoce de primera mano el amor que siente una madre por su hijo. Dios conoce el amor maternal porque ama a la humanidad como una madre a sus hijos.

Debemos recordar que Dios no es un hombre, sino un espíritu. Por lo tanto, queda claro que Dios no es un “varón”. De hecho, la Biblia emplea varias imágenes femeninas para describir el carácter y la acción de Dios.

Por ejemplo, hay varios pasajes bíblicos que describen a Dios como un ave que guarda a sus pollitos bajo sus alas. Deuteronomio 32.11-12 se compara a Dios con un águila y Mateo 23.37 con una gallina de pollos.

El libro de los Salmos se refiere constantemente a la protección que reciben los justos bajo “las alas de Dios” (Sal 17.8; 36.7; 57.1; 61.4; 63.7; 91.4).

Quizás el texto que relaciona más directamente el amor de Dios al amor maternal es Isaías 66.13, donde la profecía afirma que Dios consolará al pueblo exilado como una madre consuela a sus hijos e hijas.

Desenlace

En este sentido, hoy estamos celebrando el día del amor de Dios, encarnado y revelado en al amor de una madre. Del mismo modo que una madre ama, cuida y protege a sus hijos e hijas, Dios te ama, te cuida y te protegerá por siempre. Amén.

El Dios Maternal
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Día de la Madre
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Corona de la creación (Génesis 2)

Corona de la creación es un sermón sobre la creación de la mujer, basado en Genesis 2, apropiado para el Día de las Madres.

La celebración del Día de las Madres brinda una oportunidad especial para reflexionar no solo sobre la maternidad, sino también sobre la dignidad de todas las mujeres. Desde esta perspectiva amplia, proponemos considerar a la mujer como la “corona de la creación”, basándonos en el relato bíblico de Génesis 2:18-23. Esta visión no solo honra la capacidad de las mujeres para la maternidad, sino que también afirma su lugar esencial en el plan de Dios para la humanidad.

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El relato de la creación en el Génesis ofrece dos versiones complementarias. La primera, de carácter más poético, presenta la creación del ser humano —hombre y mujer— a imagen de Dios (Génesis 1.27). Sin embargo, la segunda narración, más detallada y narrativa, desarrolla la creación de la mujer de manera especial. Dios primero forma al varón del polvo de la tierra, pero observa que “no es bueno que el hombre esté solo”. A partir de esta necesidad, crea a la mujer, no de nuevo polvo, sino de la misma esencia del varón, subrayando su igualdad en dignidad y naturaleza.

El acto de crear a la mujer a partir del varón, tal como se describe en Génesis 2.21-23, expresa su profunda conexión con el hombre. La mujer no es un ser secundario ni accesorio, sino una parte integral del propósito divino. La narración bíblica recalca que la creación alcanza su plenitud solo con la formación de la mujer. No hay nueva creación después de ella; su existencia marca la culminación de la obra creadora de Dios.

El significado teológico de este relato es profundo: la mujer no es un añadido al final de la creación, sino su culminación. Ella completa el orden creado, trayendo equilibrio, comunión y plenitud. Así, en el plan de Dios, la mujer representa no solo la capacidad de dar vida, sino también la encarnación de valores divinos como el amor, la compasión y la sabiduría.

Celebrar el Día de las Madres, entonces, es reconocer y honrar a todas las mujeres —madres biológicas, madres de crianza, mujeres solteras, casadas, divorciadas o viudas— como portadoras de esta dignidad intrínseca. Es un acto de gratitud por su presencia, que refleja la plenitud de la creación y la gracia divina.

Al afirmar a la mujer como corona de la creación, reconocemos su valor eterno y su lugar insustituible en la historia humana y en la comunidad de fe. Bendecimos a Dios por su sabiduría al otorgar a la humanidad este regalo tan precioso.

Corona de la creaciónro
Día de las Madres
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En tu cumpleaños…

Un ensayo personal, recordando a mi madre, tanto en su cumpleaños como en el día de la madre.


El 30 de diciembre era mi día preferido de la temporada navideña. ¿Por qué? Simplemente porque era tu cumpleaños. Para el resto del mundo, el 24, el 25 o el 31 de diciembre eran mucho más importantes. Empero, para mí el 30 era tu fiesta; el día en que la familia se reunía para celebrar tu vida.

Madre
En tu cumpleaños
Sabina Rojas Labrador
Yo te recuerdo

Y teníamos mucho que celebrar. Eras una mujer excepcional. No he conocido a una mujer más inocente o con mejores sentimientos que tú. Tampoco he conocido personas que sepan darse por su familia como te dabas tú. Mucho menos he escuchado de personas que sean admiradas unánimemente, como te admiraba toda persona que te conocía.

Claro está, no eras perfecta. Cometiste muchos errores, de los cuales yo fui el peor. Sin embargo, supiste amarme desde antes de mi nacimiento. Luchaste por mí y te enfrentaste al mundo como madre soltera, cuidándome con la fiereza que caracteriza a una leona que protege un cachorro.

¿Cuánto tiempo ha pasado? No sé, porque no quiero contarlo. Sólo sé que no estás conmigo. A pesar de que trato de recordarte todos los días, tu recuerdo cada día se pone más viejo y se vuelve más elusivo. La imagen de tu rostro y el sonar de tu risa se pierden en la penumbra del tiempo. Ya no recuerdo tu voz. Por eso trato de pensar en ti todos los días, por lo menos un minuto, pues temo que si yo no te recuerdo nadie te recordaría. Entonces tu ausencia sería definitiva.

Si pudieras oírme, te diría que tengo dos niñas: Paola y Natalia, a quien le decimos Tati. También tengo un hijo mayor, que ya cumplió 28 años, llamado Antonio José.

Pao sería tu nieta mimada. Se parece tanto a ti en sus actitudes, en su rostro y en su pelo. Se peina como tú, usando diademas, lazos y cintas en el pelo. En ocasiones, mis lágrimas afloran al verla peinada como tú. Me parece increíble que, habiendo nacido 23 años después de tu muerte, se parezca tanto a ti. Paola también es quien más pregunta sobre ti. Habla de su abuelita desconocida con amor y tiene una osita de peluche que lleva tu nombre, Saby. A veces, cuando me ve triste, Pao me pregunta si estoy pensando en ti. En muchas ocasiones, está en lo cierto. A veces, cuando me ve triste, Pao me pregunta si te extraño. Y yo siempre le respondo: “Todos los días de mi vida”.

Si pudieras oírme, te diría que he dedicado mi vida al ministerio cristiano. Sé que esta sería una gran sorpresa para ti, pues cuando te fuiste yo era un adolescente cuyos únicos intereses eran el ron y la rumba, en ese orden. Al morir, tu mayor preocupación era mi futuro, ya que temías que me dirigía a la perdición.

No te niego que después de tu muerte me hundí en el alcohol. Pero cerca de diez meses después de tu partida, tuve una experiencia de fe. Fue sencilla, pero me llevó a la certeza de la existencia de Dios. Comprendí que Dios me ama, me acepta y me perdona. Desde ese día estoy sobrio; y desde ese día le sirvo Jesucristo, mi Señor y salvador.

El 30 de diciembre era mi día preferido de la temporada navideña. ¿Por qué? Simplemente porque era tu cumpleaños. Hoy es el día más difícil de toda la temporada. ¿Por qué? Simplemente porque sigue siendo tu cumpleaños.

Ahora descansa en paz, mamá. Te veré en la mañana; en la mañana de aquel día cuando “se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” (Filipenses 2:10-11).

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