Estas son las lecturas bíblicas sugeridas por el Leccionario Común Revisado para el Día de todos los Santos – 1 de noviembre de 2014. Los enlaces le llevarán a materiales del Rev. Dr. Pablo A. Jiménez. Esperamos que dichos materiales le provean ideas que puedan inspirar sus propios sermones sobre estos temas. Si desea explorar las lecturas para los próximos meses, visite nuestra página sobre el Leccionario:
1 Noviembre: Día de Todos los Santos
Primera Lectura: Apocalipsis 7.9-17
Lectura del Salmo: Salmo 34.1-10, 22
Lectura de la Epístola: 1 Juan 3.1-3
Lectura del Evangelio: Mateo 5.1-12
Todos los santos: Un sermón sobre la doctrina cristiana sobre la Iglesia (Eclesiología), basado en Efesios 1.15-16 (Audio, Vídeo & YouTube)
La mayor parte de las Iglesias Protestantes, Evangélicas y Pentecostales no bautizan infantes, sino que presentan los niños y las niñas, dedicándoles a Dios por medio de una ceremonia sencilla que incluye una oración de consagración. ¿Por qué estas congregaciones no bautizan a la niñez? ¿Es esta tradición bíblica? ¿Fue Jesús bautizado o presentado al Señor?
Escuche las contestaciones a estas preguntas en el siguiente sermón: La Presentación de Jesús, basado en Lucas 2.21 al 24.
El sermón titulado “El valle de los huesos secos”, escrito y predicado por el Dr. Pablo A. Jiménez, está basado en Ezequiel 37.1-14. El sermón ofrece un mensaje de esperanza y restauración espiritual. Ezequiel, profeta y sacerdote exiliado en Babilonia, recibe una visión divina en la que es llevado a un valle lleno de huesos secos —símbolo del pueblo de Israel devastado por el exilio y la guerra. Dios le pregunta si esos huesos pueden vivir, y luego le ordena profetizar sobre ellos. En respuesta, los huesos se unen, se cubren de carne, pero aún carecen de vida.
Dios entonces ordena a Ezequiel invocar al “espíritu” o “ruah”, palabra hebrea que también significa aliento o viento. Al soplar desde los cuatro puntos cardinales, el Espíritu de Dios vivifica los cuerpos, transformándolos en un ejército lleno de vida. Esta escena remite al relato de la creación en Génesis, donde Dios da vida al ser humano con su aliento. Así, esta visión representa un acto de nueva creación y la promesa divina de restaurar a su pueblo, aún en medio de la ruina total.
Jiménez interpreta este pasaje desde una perspectiva pastoral, subrayando que, a través del Espíritu Santo, Dios renueva y fortalece a los creyentes en los momentos más oscuros. Comparando la visión de Ezequiel con la resurrección de Jesús, afirma que la Biblia presenta un mensaje coherente de esperanza frente a la muerte y el sufrimiento. Así como los huesos secos revivieron, también nosotros podemos encontrar vida y propósito en Dios, incluso en medio del dolor.
El texto concluye con una oración ferviente para que el Espíritu Santo renueve a la comunidad creyente, afirmando que, en Cristo, es posible superar cualquier crisis. El llamado final es a no rendirse y confiar en el poder vivificador de Dios.