Cómo bosquejar el sermón temático-doctrinal

Consejos prácticos sobre la elaboración del sermón temático-doctrinal, con ejemplos de bosquejos homiléticos, por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Introducción 

El sermón temático-doctrinal es ciertamente la forma homilética que presenta los más grandes desafíos a quienes hoy predican el Evangelio de Jesucristo.

A la hora de diseñar bosquejos homiléticos, el sermón textual-expositivo toma sus pautas del texto bíblico y el sermón narrativo se orienta por la estructura literaria de la porción sobre la cual se basa. Empero, el sermón temático-doctrinal fundamenta su bosquejo en el desarrollo de un argumento.

Desafíos metodológicos del sermón temático-doctrinal

Afirmo que el sermón temático-doctrinal presenta un gran desafío por los siguientes elementos:

  1. El diseño de sermones temáticos y doctrinales demanda un buen manejo de las bases de la teología cristiana y de las disciplinas básicas de la teología sistemática. Por ejemplo, la disciplina que estudia las perspectivas teológicas sobre el pecado se llama “hamartiología”. Esta disciplina esta íntimamente relacionada a la doctrina sobre la salvación, cuyo nombre técnico es “soteriología”, y al concepto teológico de la humanidad, conocido como “antropología teológica” Como ven, el estudio sistemático de la teología cristiana requiere el manejo de un lenguaje técnico especializado.
  2. Aunque la fe cristiana tiene puntos esenciales que la unen, expresadas en documentos tales como “El Credo Apostólico”, cada tradición cristiana tiene sus propios énfasis teológicos. Por eso, un libro de teología cristiana escrito desde un punto de vista reformado puede presentar ideas extrañas para quien desea predicar en una congregación de tradición wesleyana. Por lo tanto, no sólo es necesario estudiar las bases de la teología sino que también es necesario conocer los énfasis principales de las tradiciones cristianas más importantes.
  3. Y no podemos olvidar el gran desafío que presenta la postmodernidad, ya que en estos tiempos los conceptos están vacíos de contenido. Es decir, hoy no se puede asumir que todo el mundo entiende lo mismo cuando se habla de un concepto. El mundo de las ideas hoy es tan diverso que nos obliga a definir con claridad lo que nosotros queremos decir cuando empleamos un concepto. Por ejemplo, mientras hace solo unas décadas todo el mundo entendía que la muerte ocurría en el momento cuando el corazón dejaba de latir, hoy también se emplea el concepto para hablar sobre la “muerte cerebral”, sobre el suicidio asistido (el derecho a terminar con la vida propia en situaciones terminales) y sobre la eutanasia (el derecho a terminar con la vida de otra personas, usualmente un ser querido, que padezcan enfermedades crónicas o terminales). Por eso, si usted habla sobre la muerte en un sermón, debe indicar si se refiere a una, a parte o a todas estas opciones.

Siete modelos homiléticos para elaborar el sermón temático-doctrinal

A estos desafíos metodológicos se unen los prácticos: ¿Cómo redactar los “puntos” o las ideas principales de nuestro bosquejo para un sermón temático-doctrinal?

Para responder a este reclamo, le presento siete alternativas que bien pueden ayudarle a diseñar sermones efectivos sobre los temas y las doctrinas que usted desee exponer. Estos son:

  1. El sermón “interrogativo”
  2. El sermón “hegeliano”
  3. El sermón “joya”
  4. El sermón “escalera”
  5. El sermón basado en el “Cuadrilátero de Wesley”
  6. El sermón “Ver-Pensar-Actuar”
  7. Y el sermón basado en el modelo de Paul Ricouer

1. El sermón “interrogativo”

La forma más sencilla de organizar nuestras ideas es por medio de preguntas y respuestas. Usted puede plantear varias preguntas sobre el tema, tales como “qué”, “cómo”, “cuándo”, “cuáles”, “dónde” o “por qué”, y contestarlas en su sermón. Esta es la forma sermonaria más simple.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la depresión de la siguiente manera:

  1. ¿Qué es la depresión?
  2. ¿Puede una persona cristiana padecer de depresión?
  3. ¿Qué herramientas nos da la fe para enfrentar y vencer la depresión?

El sermón que se incluye al final de este ensayo, a manera de apéndice, sigue esta forma sermonaria.

2. El sermón “hegeliano”

Este modelo de sermón emplea una estructura basada en el pensamiento de Hegel, el filósofo alemán, dividiendo el cuerpo del sermón en tres instancias: tesis, antítesis y síntesis. La tesis es una idea principal; la antítesis es una idea que contradice la tesis, al menos en apariencia; y la síntesis armoniza ambas ideas, presentando una perspectiva más profunda del tema.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la paternidad divina de la siguiente manera:

  1. Tesis: Dios es padre
  2. Antítesis: Dios no es padre
  3. Síntesis: Porque Dios es mucho más que un padre.

3. El sermón “joya”

Este estilo sermonario analiza diversos aspectos de un tema. Como escribiera Clarence S. Roddy: “Aquí el proceso consiste en rotar una idea como si fuese una gema y considerar todas las facetas o aspectos de la misma.” Esta es una forma muy útil para considerar temas muy complejos, que tienen diversas facetas que debemos analizar.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre los distintos aspectos del amor, inspirado en 1 Corintios 13, de la siguiente manera:

  1. El amor y el sufrimiento.
  2. El amor y la bondad.
  3. El amor y la esperanza.
  4. El amor y la fe.
  5. El amor y la perseverancia.

4. El sermón “escalera”

En ocasiones, encontramos conceptos que se entrelazan con otras ideas importantes. En cierto modo, una idea lleva a la otra, como un peldaño de una escalera le lleva al otro.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre la dinámica del pecado, inspirado en Santiago 1.12-15, de la siguiente manera:

  1. Los malos deseos conducen a la tentación.
  2. La tentación conduce al pecado.
  3. El pecado conduce a la muerte.

5. El sermón basado en el “Cuadrilátero de Wesley”

El “cuadrilátero de Wesley” es un método de análisis teológico relacionado a la tradición wesleyana. Este modelo explora las fuentes que usamos para hacer teología y llega a la conclusión de que son cuatro: las Sagradas Escrituras, la tradición, la razón y la experiencia.

Un sermón basado en este modelo teológico exploraría cómo, a través del análisis de un tema, la congregación llega al conocer más sobre Dios. Claro está, es importante que la persona que predica este tipo de sermón sea disciplinada, porque de otro modo podría extenderse demasiado en una o más de las partes de su presentación.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema del pecado que siga la siguiente estructura:

  1. Qué nos enseña la Biblia sobre el pecado.
  2. Qué nos enseña la tradición histórica y teológica de la Iglesia sobre el pecado.
  3. Qué nos enseña la razón sobre el pecado.
  4. Qué nos enseña la experiencia sobre el pecado.

6. El sermón “Ver-Pensar-Actuar”

Hablando del método teológico, pasemos a considerar un modelo que proviene de la Teología Latinoamericana. Me refiero al modelo que identifica tres momentos en el proceso de reflexión teológica:

  1. Ver: La mediación socio-analítica que contempla el mundo desde el sufrimiento de las personas oprimidas.
  2. Pensar: La mediación hermenéutica que contempla el mundo desde el punto de vista divino, según se ha revelado a través de la Biblia y se ha manifestado en el pensamiento teológico de la Iglesia.
  3. Actuar: La mediación práctica que contempla el mundo desde la acción, tratando de identificar pautas pastorales que guíen los pasos del pueblo de Dios en nuestro mundo.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema del racismo de la siguiente manera:

  1. Ver: Identifique las manifestaciones del racismo en nuestra sociedad.
  2. Pensar: Explore el testimonio bíblico, confirmando que Dios desea alcanzar “a todas las naciones” con el mensaje evangélico y que Dios “no hace acepción de personas”.
  3. Actuar: Sugiera pautas pastorales que la Iglesia puede seguir para luchar contra el racismo que divide a la humanidad.

7. El sermón basado en el modelo de Paul Ricouer

Paul Ricoeur fue uno de los más grandes pensadores del Siglo XX, haciendo enormes aportes a la teoría de la interpretación. Sus escritos exploran cómo uno interpreta toda clase de escritos, tanto en el campo de la literatura, en el campo de las leyes y en el campo de la religión.

Ricoeur desarrolló un modelo muy útil que, en lo personal, yo utilicé para desarrollar mi método de interpretación bíblica para la predicación, llamado “Los Tres Pasos”. Lo que este insigne autor francés propone es lo siguiente:

  1. El primer encuentro que uno tiene con un texto es una “lectura inocente”, una lectura “pre-crítica” del texto. Es decir, es una lectura que no cuestiona el texto, sino que lee su contenido a la luz de la experiencia del intérprete.
  2. La segunda lectura toma distancia del texto para hacer una “reflexión crítica”, es decir, para cuestionar y examinar a profundidad el contenido del texto.
  3. El tercer momento, llamado por Ricouer “la segunda lectura inocente” se acerca al texto otra vez. Es una lectura informada por el análisis crítico hecho en el segundo paso. Sin embargo, la persona que interpreta el texto trata de comprender las implicaciones del texto para hoy.

Por ejemplo, usted puede diseñar un bosquejo sermonario sobre el tema de la pobreza de la siguiente manera:

  1. Primera lectura Inocente: Podemos encontrar distintas manifestaciones de la pobreza en nuestros medios. Muchas personas piensan que la pobreza es resultado de la indolencia, la vagancia y la inacción de las personas pobres.
  2. Lectura crítica: Sin embargo, un análisis más profundo demuestra que la pobreza tiene varias causas, todas relacionadas a nuestro sistema político y social. También nos lleva a considerar que, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, Dios se interesa por el bienestar de las personas más pobres y vulnerables de la sociedad.
  3. Segunda lectura inocente: Dios llama a la Iglesia a bendecir “al pobre, al huérfano y a la viuda”. ¿Qué acciones concretas podemos tomar para bendecir a las personas empobrecidas por nuestro sistema social?

Conclusión

El sermón temático-doctrinal es muy útil para propósito educativo, cuyo propósito es discipular a la comunidad de fe. Esperamos que estos siete modelos arrojen alguna luz a las personas interesadas en diseñar, escribir y predicar sermones sobre las doctrinas cristianas y sobre los temas que afectan a las comunidades que Dios les ha llamado a servir.

Del mismo modo, esperamos que usted predique regularmente el sermón temático-doctrinal, hasta que desarrolle su propio estilo, derivando sus bosquejos del argumento particular de su tema.

Bibliografía sobre la elaboración del sermón temático-doctrinal

Allen, Ronald J. The Teaching Sermon. Nashville: Abingdon Press, 1995.

_____. Thinking Theologically. Minneapolis: Fortress Press, 2008.

Carl, William J III. Preaching Christian Doctrine. Philadelphia: Fortress Press, 1984.

Hughes, Robert G. & Robert Kysar. Preaching Doctrine: For the Twenty-First Century. Minneapolis: Fortress Press, 1997.

Visite nuestra página de YouTube

Apéndice – El sermón temático-doctrinal

A manera de Apéndice, ofrecemos un bosquejo extendido de un sermón sobre el tema del bautismo, usando el modelo de “preguntas y repuestas”. Como es de esperar, este sermón refleja las perspectivas doctrinales de mi tradición, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo). Lo ofrezco en ánimo de ilustrar la metodología, no de debatir puntos doctrinales

Del agua y del Espíritu

Texto: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3.5)

Tema: El Bautismo es crucial para nuestra formación espiritual, dado que es una ordenanza por medio de la cual nos acercarnos más a Dios.

Área: Formación Espiritual

Propósito: Resaltar la importancia de la ordenanza o sacramento del bautismo.

Diseño: Sermón temático-doctrinal, en ocasión de la celebración de bautismos en la Iglesia

Lógica: Deductiva

Introducción

La celebración de bautismos en una Iglesia local es siempre motivo de grande gozo. La comunidad de fe se regocija, celebrando con un nuevo grupo de hermanos y hermanas que marcan un nuevo comienzo en su vida espiritual.

Ahora bien, el gozo y a la alegría no son suficientes; también necesitamos entendimiento. Por eso, en esta ocasión, vamos a dedicar algunos minutos a explorar el significado de esta ordenanza de Jesús.

Declaración del tema

El tema central de nuestra meditación es que el bautismo es crucial para nuestra formación espiritual. ¿Por qué? Porque es dado que es un mandato u ordenanza de Jesús, por medio de la cual nos acercarnos más a Dios.

Transición

Habiendo hecho esta declaración general, pasemos a considerar tres pregunta específicas sobre el bautismo cristiano: ¿Qué significa el bautismo cristiano? ¿Cuáles con los orígenes de este hermoso ritual? ¿Cuál es la manera correcta de bautizar a un nuevo creyente?

Cuerpo del sermón
A. ¿Qué significa el bautismo cristiano? 
  1. El bautismo cristiano es el ritual por medio del cual una persona afirma su fe en Jesús, como Señor y Salvador, entrado en una relación de pacto con Dios.
  2. Debe quedar claro que las aguas bautismales no confieren fe, dado que no tienen poderes mágicos. El agua de la pila bautismal es agua común y corriente. Lo que la hace especial es la fe del creyente, que entiende el significado del evento.
  3. Al descender a las aguas, el creyente se solidariza con Cristo, evocando su muerte y su resurrección. Así como Jesús murió, fue sepultado debajo de la tierra y después fue resucitado con poder, el creyente muere a la vida vieja, es sepultado de manera simbólica en las aguas y se levanta a una vida nueva en Cristo.
  4. Romanos 6.3-5 (TLA) explica con claridad el significado del bautismo, cuando dice:

Ustedes bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su muerte. Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con él; pero morimos para nacer a una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo resucitó con gran poder. Si al bautizarnos participamos en la muerte de Cristo, también participaremos de su nueva vida.

5. La Iglesia debe celebrar el bautismo con gozo y con entendimiento, comprendiendo que por medio de este sagrado ritual el ser humano se identifica con la muerte y resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro.

B. ¿Cuáles con los orígenes de este hermoso ritual? 
  1. Los orígenes del bautismo cristiano se remontan a los baños rituales que los judíos celebraban en obediencia a la Ley de Moisés, tal como aparece en libros de Levítico y Números. De acuerdo al orden sacerdotal, el agua se usaba para lavar vestidos, para salpicar objetos que debían ser purificados y para que las personas catalogadas como ritualmente impuras se bañaran.
  2. La tradición farisea desarrolló la práctica de los baños rituales semanales. El viernes en la tarde, en preparación para la observación del descanso sabático, los creyentes se bañaban en un estanque muy particular. Era llamado un “mikveh”, y recogía agua de lluvia por medio de un sistema de canaletas. La persona se bañaba fuera del estanque, usando un poco de agua. Entonces se sumergía en el agua, para quedar purificado.
  3. Las personas no-judías que se convertían al judaísmo eran llamadas “prosélitos”. Estas personas se bautizaban, usando los estanques de agua para la purificación que estaban en el templo, en las sinagogas o en las residencias de personas pudientes.
  4. Juan el Bautista adoptó este ritual de purificación como una señal de arrepentimiento. Juan bautizaba a personas judías, lo que era algo fuera de lo ordinario. Para muchos, la invitación de Juan era una ofensa, porque entendían que sólo las personas no judías debían bautizarse.
  5. Jesús se bautizó, siguiendo las enseñanzas de Juan (Mt. 3.13-17). Después, sus discípulos también se dedicaron a bautizar (Jn. 4.1-3). Finalmente, el Cristo Resucitado le dejó a la Iglesia las instrucciones que hoy conocemos como “La Gran Comisión” (RVR 1960):

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

C. ¿Cuál es la manera correcta de bautizar a un nuevo creyente? 

  1. La palabra española “bautismo” procede del vocablo griego “bapticho”, que literalmente quiere decir “sumergir”, es decir, colocar algo debajo del agua. Esto es congruente con las prácticas judías, donde los creyentes eran sumergidos completamente en el agua.
  2. La Iglesia Primitiva, pues, bautizaba por inmersión, sumergiendo a la gente en agua. Sin embargo, la Iglesia fue muy flexible, permitiendo otros tipos de bautismo, dependiendo de la disponibilidad del agua y de la salud de la persona a ser bautizada.
  3. Un documento muy antiguo, llamado “La Didaché” o “la Instrucción de los Doce Apóstoles” –que forma parte de una prestigiosa colección de escritos cristianos llamada “Los Padres Apostólicos”– contiene las siguientes instrucciones sobre el bautismo en su capítulo VII:

1. En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo previamente dicho todo esto, bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva.
2. Si no tienes agua viva, bautiza en otra agua. Si no puedes en (agua) fría, (bautiza) en caliente.
3. Si, empero, no tienes ni una ni otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
4. Antes del bautismo, el que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros que puedan hacerlo. Mandas ayunar al bautizando uno o dos días antes.

Hoy, la Iglesia reconoce tres tipos de bautismo:

  • Bautismo por inmersión, donde el creyente se sumerge completamente en el agua.
  • Bautismo por afusión, donde se derrama agua sobre la cabeza del creyente.
  • Bautismo por aspersión, donde se rocía agua sobre el creyente.

Y el bautismo se hace en dos modalidades:

  • Bautismo de creyentes, dónde sólo se bautizan a personas que confiesan voluntariamente su fe en Cristo Jesús. Por lo regular, se entiende que la “edad de consentimiento” es cerca de los 12 años, dependiendo de la madurez de la persona.
  • Bautismo infantil, donde se bautizan niños y niñas cuyos padres, madres o personas encargadas se comprometen a levantar a sus hijos en la fe de Jesucristo. Por lo regular, los infantes se bautizan por aspersión, aunque la Iglesia Ortodoxa bautiza infantes por inmersión, sumergiéndoles en la pila bautismal.

Conclusión

La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) bautiza creyentse, personas que han confiesan libre y voluntariamente su fe en Cristo Jesús, Señor nuestro. Eso quiere decir que no bautizamos infantes, sino creyentes que hayan llegado a la edad de consentimiento.

Y nuestra Iglesia bautiza por inmersión, a menos que la persona tenga alguna condición de salud –temporal o crónica– que lo impida. En ese caso, se puede oficiar las otras modalidades del bautismo.

Hoy tenemos el honor de celebrar un acto de bautismo, donde un grupo de personas afirma su fe en Cristo Jesús y su pacto con Dios.

Quiera Dios bendecirles.

Quiera Dios darles crecimiento constante en la fe de Jesucristo.

Y quiera Dios que perseveren en la fe por siempre, para que puedan vivir junto al Dios que vive para siempre, por los siglos de los siglos. AMÉN

el sermón temático-doctrinal
Vea nuestra página sobre teoría homilética

Cómo bosquejar el Sermón Textual

Un ensayo homilético sobre el diseño del sermón textual con un bosquejo listo para predicar, escritos por el Dr. Pablo A. Jiménez.


Tres modelos para bosquejar el sermón textual 

El sermón textual es aquel que presenta un aspecto del mensaje de un texto bíblico corto, en fidelidad a su contenido, forma y función. Decimos “corto”, porque la atención al detalle que requiere este tipo de sermón nos obliga a examinar sólo uno o dos versículos de las Sagradas Escrituras a la vez.

Aunque no todos los textos bíblicos se prestan para el sermón textual, hay infinidad de versículos que bien pueden servir como punto de partida para nuestras reflexiones. Entre los muchos textos “clásicos” que podemos señalar, destacamos pasajes bíblicos tales como Mateo 28.18 al 20, Juan 3.16 y Romanos 5.1.

En esta ocasión, sugiero tres modelos básicos para bosquejar sermones textuales. En particular, les presento tres técnicas homiléticas:Bosquejos basados en palabras clave

  • Bosquejos basados en las frases principales del texto
  • Bosquejos basados en las ideas fundamentales del pasaje bíblico

Tomemos Romanos 5.1 para ilustrar estas técnicas. Ese hermoso pasaje bíblico dice de la siguiente manera, en la versión Reina-Valera Revisión del 1960: “Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

1. Bosquejos basados en palabras clave

Si analizamos el texto, podemos identificar varios conceptos importantes, tales como:

  • Justificar
  • Fe
  • Paz
  • Dios
  • Jesucristo.

Es necesario, pues, buscar en un buen diccionario bíblico el significado de estas palabras tan importantes. Si posible, se debe identificar el vocablo hebreo o griego que está en la base de nuestra traducción. En este caso, como el Nuevo Testamento fue escrito en griego, encontramos que el verbo “justificar” es la traducción de “diakaióo”; “fe” la de “pístis”; y “paz” la de “eiréne”.

Claro está, las divisiones centrales o “puntos” del pasaje bíblico deben enunciarse en oraciones completas, no en palabras sueltas o frases carentes de verbos. Por lo tanto, es importante desarrollar puntos que, basados en estos conceptos, transmitan ideas completas. Por ejemplo:

  1. Justificar significa ser declarado por Dios como una persona “justa”, es decir, que está en una relación correcta tanto con el Señor como con la comunidad.
  2. Fe significa desarrollar una relación de fidelidad a y de confianza en Dios.
  3. Paz, en el sentido griego de la palabra “eiréne”, marca el fin de un conflicto y el comienzo de una relación sana con el Señor.

2. Bosquejos basados en las frases principales del texto

Un análisis gramatical nos lleva a considerar los verbos principales, los secundarios y los implícitos, así como las cláusulas independientes y dependientes del texto. Esto nos permite identificar las frases clave del texto. Por ejemplo:

  • Justificados, pues, por la fe
  • Tenemos paz para con Dios
  • Por medio de nuestro Cristo Jesús

Aunque esto facilita la tarea de bosquejar el pasaje, es necesario recordar que los puntos o divisiones principales del sermón deben ser enunciados en oraciones completas, con sujeto, verbo y predicado. Por ejemplo:

  1. Dios justifica a la humanidad por medio de la fe.
  2. La gracia de Dios elimina los conflictos que separan a la humanidad de su Señor.
  3. La obra de Cristo ha hecho posible la justificación de la humanidad.

3. Bosquejos basados en las ideas fundamentales del pasaje

La tercera alternativa presupone el análisis semántico—es decir, de las palabras y conceptos del texto—y el gramatical. Aunque diferentes personas tendrán diversas maneras de interpretar las ideas teológicas centrales del texto, a continuación presento un posible bosquejo basado en Romanos 5.1:

  1. La justificación por la fe es el medio de la salvación.
  2. La paz con Dios es uno de los beneficios principales de la salvación.
  3. Cristo Jesús es el agente de la salvación.

Conclusión

Como podemos ver, estas técnicas pueden ser muy útiles a la hora de bosquejar un sermón textual. Esperamos, pues, que estas sugerencias sean de bendición para usted y para su ministerio homilético.

Si usted desea leer, escuchar o ver más bosquejos de sermones de distintos tipos puede visitar la sección titulada “Sermones” en nuestra página principal en el Internet: www.drpablojimenez.com. Esa sección le dará acceso a varias páginas donde encontrará sermones expositivos, narrativos, temáticos, doctrinales y de ocasión especial, entre otros. Los sermones textuales se encuentran contenidos entre los expositivos.

Apéndice

A manera de apéndice, comparto unas notas homiléticas textuales basadas en Hebreos 11.1, esperando que las mismas también puedan motivarles a redactar bosquejos para sermones textuales:

La fe

Texto: Hebreos 11:1

Tema: La fe es fidelidad, confianza y compromiso con Dios.

Área: Formación espiritual

Propósito: Exhortar a la iglesia a ampliar su definición del concepto “fe”.

Diseño: Textual-Expositivo

Introducción: La Iglesia usa la palabra “fe” en dos maneras distintas, pero complementarias. Por un lado, la “fe” es el acto de creer en Dios. Por otro lado, se refiere al contenido de nuestra religión.

Puntos a desarrollar:

  1. La fe es “confianza”. Tener fe significa confiar en Dios. La fe implica una relación de amor a y de confianza en Dios, quien nos ama. Esa confianza nos permite conocer el carácter y la naturaleza de Dios. Más importante aún, la fe nos permite amar a Dios y vivir en el mundo que ha creado para nosotros.
  2. Hebreos 11:1 define la fe como esperanza y como convicción. Tener fe implica estar convencido o convencida de la existencia y la veracidad de las realidades espirituales. La fe es fidelidad, confianza y compromiso con Dios.
  3. Tener fe en Dios implica serle fiel a Dios. Quien deposita su confianza en Dios, descubre que Dios es fiel a quienes le aman. Debemos, pues, responder con fidelidad a la fidelidad divina.

Conclusión: En resumen, la fe es confianza y fidelidad. Empero, la fe también es compromiso. Tener fe, implica estar comprometido con una causa. Quien tiene fe en algo, invierte su vida en eso. Por eso, quien tiene fe en el Señor, invierte su vida en el servicio a Dios, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

*Estas notas homiléticas se basan en el bosquejo que publiqué en LA BIBLIA PARA LA PREDICACION, editada por las Sociedades Bíblicas Unidas en el 2012, p. 894.

Vea otros materiales sobre teoría homilética

sermón textual
Regrese a la página principal

Meditación para el Miércoles de Ceniza

Notas sobre Mateo 6.1-6 y 16-21 con recomendaciones para un sermón apropiado para el Miércoles de Ceniza, que marca el comienzo de la temporada de Cuaresma.

Lea esta meditación para el Miércoles de Ceniza en WorkingPreacher.org

La lectura del Evangelio recomendada por el Leccionario Común Revisado para el Miércoles de Ceniza es Mateo 6:1-6, 16-21. Esta porción bíblica presenta un tremendo desafío para quienes deseen predicar sobre este complejo pasaje.

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

La lectura, que es la misma para los tres años del leccionario, evidentemente omite los vv. 7 al 15, donde se encuentra el Padre Nuestro, la oración modelo que Jesús enseñó a los suyos. Esto deja un enorme hueco en el desarrollo del argumento, ya que los vv. 5 y 6 son la introducción a dicha oración.

La lectura asignada incluye cuatro pequeñas porciones cuyos temas se relacionan mayormente con la práctica de tres disciplinas espirituales: la limosna, la oración y el ayuno. El evangelista organiza estos dichos de Jesús de la siguiente manera:

  • El v. 1 sirve como introducción a toda la unidad.
  • Los vv. 2 al 4 tratan sobre la limosna, es decir, los donativos a personas pobres y necesitadas.
  • Los vv. 5 y 6 tratan sobre el tema de la oración e introducen el Padre Nuestro.
  • Los vv. 16 al 18 tratan sobre el ayuno como práctica religiosa.
  • Y los vv. 19 al 21 llaman a la audiencia a hacer “tesoros en el cielo,” una decisión que requiere el abandono de toda búsqueda de fama y fortuna.

La introducción indica que el tema de la unidad es las “obras de justicia” que los creyentes (principalmente del judaísmo) debían hacer para ganar méritos ante Dios. En lengua hebrea, estos mandamientos se conocen, en singular, como mitzvah y en plural, como mitzvoth. De acuerdo con el judaísmo rabínico, hay 613 preceptos bíblicos que toda persona judía debe observar. El judaísmo rabínico anade 7 preceptos adicionales, conocidos como los Siete preceptos de las naciones o las Leyes noájidas, para un total de 620. En esta ocasión, el texto se enfoca en tres mandamientos: la limosna, la oración y el ayuno.

El pasaje que nos ocupa comienza ofreciendo una directriz general común: estas prácticas espirituales deben estar dirigidas a Dios, no a los demás. No se deben hacer estos mitzvoth para buscar el reconocimiento de la gente, sino para agradar a Dios. Por lo tanto, nuestra piedad no debe mostrarse en público y ante la congregación, sino que debe realizarse en privado ante Dios. Debemos entender que esta crítica al despliegue público de la piedad es polémica y que está dirigida principalmente al liderazgo del judaísmo normativo y del sistema rabínico.

Una vez enunciada la directriz general, el texto pasa a considerar la primera disciplina espiritual: la limosna. En griego, la palabra que la versión Reina Valera 1995 traduce al español como “limosna” es eleemosynen, que literalmente significa compasión o misericordia (v. 2). La crítica es severa: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres” (v. 2). Jesús afirma que quienes ofrecen estos espectáculos religiosos “ya tienen su recompensa,” que es el rechazo de parte de Dios.

El creyente fiel debe dar limosna y practicar obras de misericordia, pero debe hacerlo en secreto, de manera que “no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (v. 3). Jesús promete que Dios recompensará en público a quienes mantengan en privado sus actos de misericordia.

Jesús se acerca a la oración, la segunda disciplina espiritual, de la misma manera. La oración no debe ser un espectáculo público, sino una práctica secreta (vv. 5-6). Quienes oran para ser reconocidos por su piedad, también se han ganado el rechazo divino como “recompensa” (v. 5).

Es en este momento que se omiten los vv. 7 al 15, que contienen el texto central de todo el pasaje. En mi opinión, quien quiera centrar su sermón sobre este pasaje en el tema de oración debe referirse también a la oración modelo de Jesús, el Padre Nuestro.

La tercera disciplina espiritual que encontramos en el texto que nos propone el leccionario es el ayuno. Una vez más, la crítica al despliegue público de la piedad es mordaz: “Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan” (v. 16). Aquí volvemos a encontrar el estribillo que une a estas críticas de Jesús: quienes hacen un espectáculo público de sus ayunos “ya tienen su recompensa” y también serán repudiados por Dios (v. 16).

La persona creyente que practique el ayuno como disciplina espiritual deberá mostrar su mejor rostro (“unge tu cabeza y lava tu rostro”), tratando de no mostrar señales de no haber comido durante el tiempo dedicado a ayunar (vv. 17-18). Como es previsible, Jesús promete recompensas públicas de parte de Dios a quienes practiquen su piedad en secreto, dirigiendo su mitzvoth a Dios: “Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (v. 18).

El pasaje termina haciendo  referencia de nuevo a las ideas presentadas en el v. 1. Recordemos que, según el pensamiento rabínico, los mitzvoth acumulaban méritos para el creyente ante los ojos de Dios. Jesús retoma este tema en los vv. 19 al 21, cuando exhorta a los creyentes a acumular “tesoros en el cielo” (v. 20) y no en la tierra. En este punto, Jesús agrega la crítica a la acumulación de “tesoros en la tierra” (v. 19) a su reiterada crítica a la práctica en público de las disciplinas espirituales.

En cierto sentido, Jesús critica la teología que ve la acumulación de riqueza como una bendición divina, lo que implica que las personas pobres serían menos piadosas que las adineradas. Jesús nos enseña que las riquezas materiales se deterioran y mueren, porque la polilla y el moho las pueden destruir y los ladrones pueden entrar a robarlas, mientras que los tesoros que el creyente acumula ante los ojos de Dios, por medio de la práctica justa de las disciplinas espirituales, perduran para siempre (vv. 19-20).

El texto termina con palabras muy sentidas, que merecen un sermón por sí solas: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (v. 21). Aquí Jesús, de manera tan sencilla como magistral, resume sus enseñanzas de manera contundente. ¿Por qué debemos mantener nuestra piedad en privado? Porque la piedad debe ser expresión de un corazón que ha encontrado su tesoro en Dios, el “Padre Nuestro” que está en los cielos. Si nuestra piedad está dirigida a Dios, no es necesario desplegarla en público.

En resumen, recomiendo que todo sermón para el Miércoles de Ceniza basado en este pasaje tome en cuenta el Padre Nuestro como centro de la reflexión.

Miércoles de Ceniza

Miércoles de Ceniza

Vea otros bosquejos listos para predicar

¿Qué significa amar a los enemigos? – Martin Luther King, Jr.

“…que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane como un impetuoso arroyo.”

Miqueas 5.24

Amar a los enemigos: Versión libre de un sermón de Martin Luther King Jr., basado en Mateo 5.

Martin Luther King Jr en Puerto Rico, con Justo L. González como traductor.

MLK en UPR 19feb con calce

Tiempo de ayunar (Mateo 4.1-11)

Un sermón sobre las disciplinas espirituales, enfocando en el ayuno, la oración y la lectura devociones de la Biblia. Visite www.drpablojimenez.com & www.prediquemos.net

Pablo A. Jiménez
Pablo A. Jiménez

¿Conoces su nombre? (Isaías 9.6)

¿Conoces su nombre?: Un sermón para el día de Navidad, basado en Isaías 9:6 (Audio & Vídeo).

Audio: 

Vídeo: 

YouTube:

Vea otros sermones para Adviento, Navidad & Epifanía.

¡Adoremos al Señor!
¡Adoremos al Señor!

Flores en el desierto (Isaias 35)

Flores en el desierto: Un sermón para la temporada de Adviento, basado en Isaías 35.

Audio 

Vídeo

YouTube

Vea otros sermones para Adviento

Invierno
Invierno