La espiritualidad es parte de todas las culturas del mundo. No hay sociedad humana que, de alguna manera, carezca de algún tipo de pensamiento religioso. De una u otra manera, toda la humanidad–en algún momento de la vida–piensa en la espiritualidad.
El ser humano ha sido creado por Dios. Esto explica porqué, de manera instintiva, el ser humano busca lo espiritual. Toda persona necesita cultivar la espiritualidad para poder llegar a alcanzar la plenitud de su potencial humano.
Esta meditación explora la relación entre la espiritualidad, la creación y la vida cotidiana, prestando particular atención al lugar de la oración en el desarrollo espiritual.
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Entrevista a Manuel Collazo, Vice Presidente de La Red Nacional de Iglesias y Ministerios Cristianos (NCCMN). Esta organización se conoce en inglés como The National Christian Churches & Ministries Network, NCCMN o, sencillamente, The Network.
La Red le ayuda a crear y sostener ministerios de excelencia. Ofrece servicios de asesoría financiera, administrativas y ministerial. Le ayuda a llevar la contabilidad de la Iglesia, procesar los pagos del sostenimiento pastoral y a establecer procesos administrativos.
Además, ofrece asesoría en lo que se refiere a la compra de propiedades, construcción de edificios & procesamiento de permisos. También ofrece cobertura grupal sobre exenciones contributivas–IRS 501(c)3; hace “background checks”; otorga credenciales ministeriales; da acceso a seguros grupales de salud; tiene coberturas grupales para seguros de responsabilidad pública; y facilita planes de retiro. También ofrece oportunidades de educación continuada.
Episodio en conjunto de dos podcasts–Prediquemos & TeoBytes–hablando sobre la crisis en la educación teológica en América Latina, sobre todo en lo que se refiere a las instituciones tradicionales.
El moderador del panel es Jesús Rodríguez-Cortés, director de TeoBytes. El expositor principal del tema es Pablo A. Jiménez, director de Prediquemos. El otro panelista invitado es José Rafael Morales, Pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Sonadora, Guaynabo, PR & profesor de Homilética en el Seminario Evangélico de Puerto Rico.
La muerte de una congregación siempre es algo trágico. Es triste ver cómo una Iglesia local que ha servido con fidelidad a Dios y a la comunidad cierra sus puertas de manera permanente. Eso nos lleva a considerar toda una serie de preguntas. ¿Por qué mueren las congregaciones? ¿Cuáles son los factores que llevan a una iglesia a cerrar? ¿Cómo podemos evitar el deterioro que lleva al cierre de una iglesia local?
Este episodio de Prediquemos explora las posibles respuestas a estas interrogantes.
Una reflexión sobre el liderazgo pastoral basada en 2 Corintios 4.7-10, por el Dr. Pablo A. Jiménez.
En la condición humana, el sufrimiento y el gozo van de la mano, atados a la fragilidad de la vida. El Apóstol Pablo reconoció esta situación en sus escritos, donde una y otra vez habla sobre cómo enfrentar el sufrimiento que produce el servir como líder pastoral. Sin embargo, en la Segunda Epístola a la Iglesia en Corinto trata el tema del sufrimiento de manera ejemplar.
Vea el vídeo basado en este podcast en YouTube:
Podríamos citar muchos pasajes muy hermosos donde el Apóstol defiende su ministerio con vehemencia. Pero hoy quiero llamar su atención, de manera particular, a una hermosa porción bíblica que se encuentra en el capítulo 4, versículos 7 al 10, de la carta. El texto dice:
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. (RVC)
Noten los temas tan profundos que podemos encontrar en esta porción bíblica.
El primero es que el poder de Dios se manifiesta en medio de la fragilidad humana. El poder de Dios, a cuál accedemos por medio del Evangelio de Jesucristo, es ese “tesoro” que debemos guardar. ¿Y los vasos de barro? Eso somos usted y yo, y todo ser humano creado del polvo de la tierra. De acuerdo a Génesis 2, todo ser humano no es más que una vasija de barro.
El segundo tema es que el sufrimiento, aunque ciertamente doloroso, no puede destruir a quienes han desarrollado una relación con Dios, por medio de Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
El tercer tema es que la excelencia del poder de Dios no depende de nosotros. El poder de Dios es excelente porque Dios es excelente. Es la gloria de Dios lo que hace glorioso el evangelio de Jesucristo. La excelencia del Evangelio se debe a la presencia del Dios excelente en nuestras vidas, no a nuestro propio esfuerzo.
“Jesús, modelo de Liderazgo” es una meditación sobre el impacto de Jesús de Nazaret en el liderazgo cristiano. Jesús es el ejemplo, el modelo a seguir para toda persona que desee servir como líder en la comunidad de fe que es la Iglesia.
En esta ocasión consideramos algunas de las lecciones que ofrecen las narrativas del Profeta Eliseo, que se encuentran en 2 Reyes, sobre el liderazgo cristiano. Veremos que el liderazgo efectivo requiere visión & misión.
El libro de Nehemías es uno de los preferidos a la hora de animar a una congregación a participar en la construcción de un templo. Recientemente, el libro también ha sido estudiado desde la perspectiva del liderazgo, particularmente por Rick Warren. Sin embargo, en esta ocasión me acerco a Nehemías para explorar sus implicaciones para el ministerio educativo de la Iglesia contemporánea. La pregunta que nos ocupa es la siguiente: ¿Ofrece Nehemías pautas que puedan guiar hoy a quienes dedican su vida a enseñar la fe a los demás? La respuesta es positiva, ya que encuentro en este libro histórico de la Biblia Hebrea siete pautas para la formación espiritual en la Iglesia hoy.
La historia de Nehemías
Para contestar estas preguntas de manera efectiva, es necesario considerar primero algunos puntos sobresalientes sobre Nehemías.
Nehemías es un libro histórico de la Biblia, que en su momento formó parte del libro de Esdras. Hoy lo tenemos como un libro independiente, pero siempre ligado a Esdras.
La historia que narra Nehemías es relativamente sencilla. En los tiempos postexílicos, después que los primeros grupos judíos habían regresado a Judá desde Babilonia, Nehemías se conmueve considerando la condición de la ciudad de Jerusalén (1.1-11). Nehemías era parte de las fuerzas de seguridad de Artajerjes, el rey persa, a quien servía como «copero» (1.11). Artajerjes comisiona a Nehemías para volver a Jerusalén y reconstruir la Ciudad Santa (2.1-10). El texto dice:
En el mes de Nisán, del año veinte del reinado de Artajerjes, mientras yo me disponía a servirle vino al rey, éste me miró, y como nunca antes me había visto triste en su presencia, me preguntó: «¿Por qué estás triste, Nehemías? Enfermo no estás. Lo que reflejas es un profundo pesar.» Yo sentí mucho miedo, y le respondí: «¡Larga vida a Su Majestad! ¿Cómo no estar triste, si la ciudad donde mis padres están sepultados se encuentra en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego?» El rey me preguntó entonces: «¿Y qué es lo que pides?» Yo oré al Dios de los cielos, y le respondí al rey: «Si es la voluntad de Su Majestad, y este siervo suyo es digno de su bondad, permítame Su Majestad ir a Judá, a la ciudad donde están sepultados mis padres, para reedificarla.» El rey, que tenía a su lado a la reina, me preguntó: «¿Cuánto tiempo necesitas? ¿Cuándo piensas regresar?» Y yo le dije el tiempo que necesitaba, y el rey consintió en dejarme partir. También le dije: «Si es la voluntad de Su Majestad, que se me den cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que me permitan pasar y yo pueda llegar a Judá, y una carta más para que Asaf, el guardián de los bosques del rey, me provea de la madera necesaria para reforzar las puertas del palacio del Templo, las murallas de la ciudad, y la casa donde voy a vivir.» Todo eso me lo concedió el rey, porque la bondad de mi Dios estaba conmigo. Fui entonces con los gobernadores del otro lado del río, y les entregué las cartas del rey. Además, el rey había enviado a sus capitanes y a soldados de caballería, para que me escoltaran. Pero cuando lo supieron Sambalat el horonita y Tobías, el siervo amonita, se enojaron mucho, pues no les gustó que alguien se preocupara por el bien de los israelitas.
Nehemías regresa a Jerusalén (2.11-20) y organiza la reconstrucción de la ciudad, a pesar de enfrentar gran oposición (3.1–7.73).
Además, Nehemías promueve la lectura, el estudio y la observación de la ley, lo que conduce al pueblo a renovar su pacto con Dios (8.1–10.39).
Esdras lee la Palabra de Dios al pueblo: «Era el día primero del mes séptimo del año. Entonces Esdras, que también era sacerdote, llevó el libro y lo mostró a todo el pueblo y a todos los que podían entender, lo mismo a hombres que a mujeres, y desde el alba hasta el medio día lo leyó en la plaza que está frente a la Puerta de las Aguas.» (Nehemías 8.2-3b)
Un grupo de levitas «explica»—sería mejor decir que «traduce»—la palabra de Dios al pueblo: «Mientras la ley era leída, los levitas Josué, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Kelita, Azarías, Yozabad, Janán y Pelaía explicaban al pueblo la lectura, y el pueblo estaba tan interesado que no se movía de su lugar.» (Nehemías 8.7)
El pueblo responde renovando su pacto y su compromiso con Dios: «El resto del pueblo, junto con los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, los criados del templo, todos aquellos que se habían apartado de los pueblos extranjeros, y sus esposas, hijos e hijas, y todos los que podían entender y comprender, se reunieron con sus hermanos y con los jefes importantes del pueblo para jurar que se comprometían a obedecer la ley que Dios le había dado a su siervo Moisés, y que cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos del Señor nuestro Dios.» (Nehemías 10.28-29)
También promovió otras reformas y cambios en la vida del pueblo de Dios (11.1-13.31).
Siete pautas para el ministerio educativo contemporáneo
Aunque una lectura somera del texto nos deja con la impresión que Nehemías tiene poco que decir sobre la educación, una lectura deliberada del libro revela siete pautas para el ministerio educativo de la Iglesia hoy.
El ministerio educativo requiere sensibilidad: Nehemías fue sensible a las necesidades de su pueblo. Esa sensibilidad fue lo que le movió a tomar acción. Del mismo modo, quienes hoy dedican su vida a la enseñanza de la fe cristiana deben ser sensibles al dolor de la comunidad a la cual aspiran servir.
El ministerio educativo requiere compromiso: Nehemías estuvo dispuesto a dejar un empleo prestigioso y bien remunerado para servir a su pueblo. Hoy el pastorado sigue siendo un empleo de remuneración relativamente humilde. Del mismo modo, la mayor parte de las personas que sirven como maestros o maestras de Escuela Bíblica Dominical lo hacen de manera voluntaria y, por lo tanto, gratuita.
El ministerio educativo requiere visión y misión: Nehemías tenía una visión clara que motivaba su sentido de misión. De manera similar, los maestros y las maestras deben tener una visión clara de lo que desean alcanzar con sus estudiantes y deben tener un claro sentido de misión que les motive a la acción. Esto nos enseña que la vocación es un elemento crucial para la práctica del ministerio educativo hoy.
El ministerio educativo requiere un buen plan de trabajo: Nehemías supo diseñar un plan de trabajo adecuado, con metas, objetivos, estrategias y cronograma. Hoy, el diseño de cursos y el desarrollo de planes de trabajo es parte integral de la pedagogía.
El ministerio educativo requiere organización & motivación: Nehemías supo organizar y motivar al pueblo para ejecutar el plan que él había desarrollado. La organización y la motivación son elementos cruciales para el manejo efectivo de los programas educativos en la comunidad cristiana.
El ministerio educativo requiere determinación: Nehemías enfrentó los obstáculos con determinación, lo que le llevó a triunfar sobre los enemigos de su pueblo. Siguiendo su pauta, los maestros y las maestras deben mostrar inteligencia emocional ante la adversidad, manejando los conflictos de manera efectiva.
El ministerio educativo requiere estudio: Nehemías impulsó la lectura y el estudio de la Biblia, fomentando la alfabetización del pueblo. El amor a la lectura y al estudio son elementos cruciales para la educación hoy; y el amor a la lectura de la Biblia es un elemento crucial para la formación y el crecimiento espiritual de todo creyente.
En resumen, podemos afirmar que Nehemías fomentó la espiritualidad de su pueblo, llevándolo a renovar su relación de pacto con Dios. La enseñanza, pues, queda clara: el maestro efectivo y la maestra efectiva fomentan el desarrollo espiritual del estudiantado.
Conclusión
En fin, la Biblia presenta a Nehemías como un líder efectivo, quien se distinguió por su carácter y por su fidelidad a Dios. Nehemías empleó sus dotes para el liderazgo, de manera especial, en el campo de la educación religiosa y la formación espiritual del pueblo de Dios.
Quiera Dios que las siete pautas que ofrece Nehemías nos inspire a ser líderes educativos dinámicos, que fomentemos el crecimiento espiritual de la Iglesia como pueblo de Dios, en el nombre de Jesús. AMÉN
El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez se reserva todos los derechos de publicación de estos materiales. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la debida autorización del autor. Para solicitar los permisos correspondientes, contacte al autor.
Una presentación sobre la relación entre tres temas: liderazgo, discipulado y educación.
Esta reflexión afirma que Dios nos llama a facilitar el acceso de los demás a Jesús.Para cumplir este papel con fidelidad debemos recordar a quién Jesús está llamando.
Jesús llama a personas con teología defectuosa.
Jesús llama a personas de reputación dudosa.
Jesús llama a personas totalmente diferentes a nosotros.
Pero esas personas claman por Jesús. Y ustedes y yo tenemos la oportunidad de recibirlas en la comunidad cristiana y de discipularlas en la fe. Y quienes vengan a los pies de Cristo tendrán la maravillosa oportunidad de sufrir por Jesús, acompañándole en el camino a la cruz.
Escuche este episodio sobre liderazgo, discipulado y educación en YouTube:
La soledad es una constante en la vida de quienes ocupan posiciones de liderazgo. A pesar de que las personas que ejercen liderazgo viven rodeadas de gente, algunas funciones sólo pueden llevarse a cabo en soledad.
Escuche el podcast basado en este escrito:
Esto se debe a que el liderazgo requiere meditación, análisis y ponderación. Si bien hay tiempos de estar al frente de un grupo, marchando, hablando u orientando, también hay tiempos de estar a solas con Dios y con nuestra conciencia. Ser líder requiere integridad y la integridad requiere auto-examen.
El problema es que la vida no se detiene. En ocasiones, quien es líder necesita retirarse a reflexionar, pero los afanes de la vida le llaman a estar al frente del pueblo y a cumplir con su labor. Cuando eso pasa, los y las líderes se agotan, pierden perspectiva y pierden efectividad.
Jesús en solitario
La Biblia contiene innumerables historias de líderes religiosos que sirvieron a Dios en tiempos de crisis, tanto personales como nacionales. Pudiéramos ilustrar la soledad del liderazgo con episodios de la vida de Moisés, de David, o de Elías, entre muchos otros.
Moisés pasó tiempo a solas con Dios, en el Monte Sinaí (Éxodo 24.15-18).
David pasó tiempo en el desierto (1 Samuel 23.14).
Y el Profeta Elías se refugió en el Monte Horeb (1 Reyes 19.8)
Sin embargo, Jesús de Nazaret es nuestro modelo de liderazgo por excelencia. Por eso, hoy ilustraremos la soledad del liderazgo con un episodio de la vida de Jesús.
Lucas 9.51 es uno de los textos más importantes del Evangelio según San Lucas: «Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén» (RVR 1960)
Este pasaje habla sobre la decisión más difícil que Jesús jamás tomó. El Maestro Galileo entendía que tenía una misión muy especial que cumplir; una misión que le había sido dada por Dios. La misión requería viajar a Jerusalén, la capital de Judea, para enfrentar a las autoridades políticas y religiosas. Jesús debía desenmascarar a los líderes falsos que oprimían y mataban al pueblo. Empero, en el proceso de confrontación Jesús se jugaría la vida.
Aunque Lucas no narra cuanto Jesús sufrió en el proceso de tomar la decisión de viajar a Jerusalén, el Evangelio lo da a entender por medio de un recurso literario. Lucas cuenta que en tres ocasiones Jesús se retiró a orar por largo tiempo antes de tomar la decisión.
Lucas 5.16 dice que Jesús se retiraba a «lugares desiertos» para orar: «…pero Jesús se retiraba a lugares apartados para orar» (RVC).
Lucas 6.12 cuenta que, en una ocasión, Jesús pasó toda una noche orando: «Por esos días Jesús fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios» (RVC).
Y Lucas 9.28 afirma que Jesús subió a orar con Pedro, Juan y Jacobo, su círculo más íntimo de líderes: «Como ocho días después de que Jesús dijo esto, subió al monte a orar, y se llevó con él a Pedro, Juan y Jacobo» (RVC).
Podemos inferir que Jesús se retiraba a orar constantemente porque estaba ponderando a solas la decisión de subir a Jerusalén.
Afirmó su rostro
Lucas 9.51 (RVR 1960) dice que Jesús «afirmó su rostro» para ir a Jerusalén. Esa es una frase hermosa, de alto contenido poético. Describe la valentía de Jesús, quien le dio cara a la situación con arrojo y con integridad. Otras versiones de la Biblia traducen el texto de las siguientes maneras:
Reina-Valera Contemporánea (RVC): «Se acercaba el tiempo en que Jesús había de ser recibido arriba, así que resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén.»
Nueva Versión Internacional (NIV): «Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.»
Nueva Traducción Viviente (NTV): «Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén.»
Dios Habla Hoy (DHH): «Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén.»
Un punto que no debemos pasar por alto es que Jesús toma la decisión cuando «se cumplió el tiempo adecuado». Esto nos recuerda que en griego existen dos palabras para describir el tiempo: «chronos» y «kairós». La primera se refiere al aspecto cuantitativo del tiempo, es decir, al tiempo que se mide. La segunda palabra, «kairós», se refiere al aspecto cualitativo del tiempo. Es decir, se refiere al «momento adecuado» para hacer algo.
Jesús decide subir a Jerusalén en el «kairós» de Dios; es decir, en el tiempo adecuado y en el momento oportuno señalado por el Padre Celestial. Movido por la certeza de actuar en la plena voluntad de Dios, Jesús cancela todo otro compromiso y decide caminar a Jerusalén.
¿Qué habría de encontrar en Jerusalén? Allí encontraría muchos elementos contradictorios, tales como:
Una multitud que lo aclamaría con gozo, declarándolo «Hijo de David».
El liderazgo religioso tradicional, que lo recibiría con desprecio y desdén.
La guardia del templo, que lo arrestaría.
El parlamento judío, conocido como el Sanedrín, quien lo juzgaría de manera ilegal.
Y el liderazgo político y militar romano, quien lo juzgaría de manera sumaria y lo condenaría a muerte.
Como todo buen líder, Jesús intuía el terrible costo de su viaje a Jerusalén. Pero aún así, «afirmó su rostro» para subir a la Ciudad Santa.
Las voces que distraen
No debemos perder de vista que, una vez tomada la decisión, toda una serie de personas se atravesaron en el camino de Jesús. Algunas lo hicieron de buena fe y otras con agendas ocultas, pero todas terminaron entorpeciendo la misión de Jesús.
El caso más escandaloso es el Juan y Jacobo quienes responden de manera desmedida a una situación incómoda. Jesús y sus discípulos fueron rechazados por habitantes de algunas aldeas samaritanas (Lucas 9.52-53). Ofendidos, Juan y Jacobo tuvieron el siguiente intercambio con Jesús:
Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.– Lucas 9.54b-56 (RVR 1960)
Nótese que la pregunta de los discípulos denota ignorancia, pues desconocían el carácter de Jesús. Es evidente que Jesús nunca hubiera deseado la muerte de los samaritanos y es evidente que Jesús nunca hubiera usado el poder divino para la venganza. Sin embargo, Juan y Jacobo le hacen perder el tiempo con una pregunta tonta.
También se aparecen en el camino otros hombres que se ofrecen a seguir a Jesús. El primero le dijo con gran entusiasmo: «Señor, te seguiré adondequiera que vayas» (9.57). Podemos intuir que el hombre deseaba seguir a Jesús para alcanzar fama y fortuna, porque Jesús le hizo una advertencia solemne:
Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.– Lucas 9.58 (RVR 1960)
El segundo responde al llamado al discipulado diciendo: «Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre» (Lucas 9.59). Con esto quería decir que deseaba dedicarse a cuidar de sus padres—quienes probablemente no estaban ni enfermos en el momento—hasta que murieran, antes de dedicarse a seguir a Jesús. Jesús responde a sus excusas, diciendo
Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú vete a anunciar el reino de Dios. – Lucas 9.60 (RVR 1960)
Y el tercero responde de manera similar al anterior, pues se ofrece a seguir a Jesús sólo después de atender sus responsabilidades familiares (9.61). Y una vez más, Jesús responde con palabras duras, diciendo:
Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios . – Lucas 9.62 (RVR 1960)
Liderazgo y soledad: Siete lecciones para líderes pastorales
Esta historia nos enseña siete importantes lecciones sobre el liderazgo cristiano:
En momentos de crisis, quien tiene la responsabilidad de ser líder debe tener una visión clara de la misión que Dios le ha encomendado.
El sentido de misión es la fuente principal de inspiración para quienes ejercen el liderazgo cristiano.
Las cargas del liderazgo se aligeran cuando tenemos una vida espiritual saludable.
Es importante retirarse, a solas con Dios, para enfocarnos en la misión que el Señor nos ha encomendado.
Podemos compartir con Dios las cargas del liderazgo que no podemos compartir con nadie más.
Es crucial que ejerzamos el discernimiento espiritual, de manera que podamos actuar en el «kairós» de Dios, es decir, en el momento oportuno que Dios ha determinado para que llevemos a cabo las tareas relacionadas a la misión.
El liderazgo requiere audacia y valentía. En momentos críticos, debemos «afirmar nuestro rostro» para cumplir la misión.
En resumen, peligros siempre habrá, como también problemas a granel y voces que intentarán distraernos. No debemos, pues, prestar atención a quienes intentan distraernos de la misión, tratando de que perdamos el foco. En esos momentos críticos, sigamos, pues, el ejemplo de Jesús:
Afirmemos nuestro rostro para cumplir la misión que Dios ha puesto en nuestras manos.