Pelear con Dios (Hechos 5.38-39)

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Pelear con Dios
Pelear con Dios

¿Estás peleando con Dios?: Encuentro del Movimiento La Red

Encuentro Semanal del Adoración del Movimiento La Red para el 1ro de noviembre de 2020.

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La promesa del Espíritu (Hechos 1.4)

Un sermón sobre la promesa del bautismo en el Espíritu Santo, basado en Hechos 1. 

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Tú eres mucho más: A todas las madres que batallan contra el cáncer

Una meditación en honor a todas las madres que luchan por su salud, batallando en contra del cáncer.


Vea este vídeo en el canal de YouTube del Dr. Pablo A. Jiménez, visitando www.drpablojimenez.tv


¡Tú eres mucho más!

Sé que estás enferma y que el tratamiento es terrible. Es deshumanizante y doloroso. Te sientes como si fueras invisible, dado que los enfermeros siguen conversando de cosas triviales mientras te conectan a la quimioterapia. 

Sé que estás enferma y que la casa te es opresiva. Te sientes desaparecer lentamente en tu sofá, sabiendo que no puedes ir trabajar, porque no puedes salir a la calle. Tu sistema inmunológico está comprometido, por lo que no debes estar rodeada de personas que puedan contagiarte con alguna enfermedad que, aunque sencilla, en tu caso podría ser fatal. 

Y sé que te sientes como si fueras un estorbo. Piensas que molestas a todo el mundo. Preferirías ir sola a las terapias, pero no es una buena idea. Te sientes tan débil que no puedes manejar. Y te sientes tan triste que no deseas estar sola. 

Pero tú eres mucho más que una mujer enferma. Tu enfermedad no te define.

Eres mujer, esposa, madre y abuela. Eres hija, hermana, tía y sobrina. Eres obrera, profesional, maestra y mentora. Eres todo eso y más.

No permitas que tu enfermedad te defina. Tú eres mucho más que tu enfermedad, porque eres HIJA DE DIOS. 

Que Dios te fortalezca y te dé una resonante victoria sobre esta y toda otra enfermedad. En el nombre de Jesús. AMÉN

A las madres que luchan contra el cáncer
Vea otros vídeos, artículos, ensayos y sermones para el Día de las Madres.

¡Jesús está en la barca! (Marcos 4.35-41)

Bosquejo de un sermón listo para predicar, basado en Marcos 4.35-41, donde Jesús de Nazaret calma las aguas del Mar de Galilea.

Texto: Marcos 4.35-41 RVC

Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.» 36 Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. 37 Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. 38 Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» 39 Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. 40 A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» 41 Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?»

Tema: Jesús nos llama a tener confiar en él, aún en medio de la tormenta.

Área: Cuidado pastoral

Propósito: Dar ánimo a la audiencia, llamándola a tener fe

Lógica: Inductiva

Diseño: Narrativo

Vídeo del sermón sobre Marcos 4.35-41

Audio – Prediquemos podcast

Introducción

Había sido un día muy productivo. Jesús de Nazaret, rodeado por sus discípulos, había pasado el día enseñando, por medio de parábolas, a la multitud (Marcos 4.1-34). Llegada la tarde, Jesús decide continuar su marcha, viajando al otro lado del mar de Galilea.

El mar de Galilea, o como se le conoce en hebreo, el «Kinneret», en realidad es un lago que se encuentra al norte del territorio nacional y que, aún hoy, divide a Israel de Siria. El lago tiene unas 33 millas o 53 km de circunferencia, 13 millas o 22 km de largo y 8 millas o 13 km de ancho. 

Por lo tanto, caminar no era una opción. Caminar alrededor del lago toma entre 3 a 4 días, mientras cruzarlo en un barco de vela sólo toma algunas horas.

Trama

Aunque caía la tarde, y en el mundo antiguo no había alumbrado eléctrico, Jesús decide cruzar el lago y le dice a sus discípulos «Pasemos al otro lado» (v. 35). Con toda seguridad, el clima debía estar en condiciones óptimas, porque de otra manera el grupo no se hubiera a aventurado a cruzar el lago a esa hora. De todos modos, para mayor seguridad, los discípulos salieron junto con otras barcas, de manera que si alguna tenía problemas las otras podrían socorrerla (v. 36). 

En los tiempos de Jesús, una barca promedio tenía unos 27 pies u 8 metros de largo, por 8 pies o 2.5 metros de ancho. Tenía una sola vela, cerca de la proa, es decir, de la parte del frente. La barca promedio acomodaba unas 12 personas. Esto quiere decir que la embarcación donde iban Jesús y sus discípulos probablemente estaba sobrecargada, pues en ella iban Jesús, sus discípulos y la tripulación. Vacía, el borde de la barca podía estar a unos 3 pies o 75 centímetros sobre el agua. Cargada, podía estar tan cerca como 1 pie o 31 centímetros de la superficie. 

De repente, como suele ocurrir en el mar de Galilea, sobrevino una tormenta (v. 37). ¿Por qué son tan comunes? Porque el mar de Galilea se encuentra en un hueco, rodeado de montañas. El nivel del agua está entre 705 pies o 215 metros a 686 pies o 209 metros debajo del nivel del mar. Por eso, en algunas ocasiones, el viento que viene del mar Mediterráneo comienza a dar vueltas sobre el lago, formando trombas marinas. Nótese que el texto bíblico solo menciona que la tormenta consistía de vientos fuertes; no menciona lluvia, ni truenos. Así que podemos concluir que la «tormenta» en realidad era una tromba marina, es decir, un tornado sobre las aguas del lago.

Punto culminante

La tormenta era tan fuerte que las olas echaban agua dentro de la barca, lo que podía hundirla (v. 37b). Aterrados, los discípulos despertaron a Jesús, quien se encontraba durmiendo sobre una almohada en la popa, es decir, en la parte de atrás de la barca (v. 38). 

Ahora bien, el problema no es que lo despertaron, sino cómo lo despertaron. En lugar de despertarlo para decirle que estuviera alerta ante el peligro que enfrentaban, lo despiertan con un reproche, con una acusación: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» (v. 38). El texto griego es aún más fuerte, porque dice: «¿No te importa que vamos a ser destruidos?».

Esa es la naturaleza humana. Cuando enfrentamos un problema, en lugar de buscar sus causas reales, le echamos la culpa a Dios. 

Para los discípulos,

El problema no era el clima.

El problema no era la topografía.

El problema no era el sobrepeso de la barca.

No. El problema es Dios; el problema es que no le importamos a Dios.

El v. 40 dice: «Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma.» Noten el verbo «reprender», que es el mismo vocablo que Marcos utiliza cuando Jesús reprende los espíritus inmundos. Por lo tanto, Jesús trata a la tormenta como si fuera un demonio, y la reprende, ordenándole que guardara silencio.

Desenlace

Como es de esperar, la tormenta terminó. Empero, la tormenta puso al descubierto el verdadero problema: Los discípulos de Jesús, a pesar de caminar con él cada día, escuchando sus enseñanzas y atestiguando sus milagros, no tenían fe: «A sus discípulos les dijo: “¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?”» (v. 41).

Tenían miedo porque olvidaron que Jesús estaba en la barca. 

Olvidaron que Dios está en control del mundo y de la historia.

Olvidaron que Dios tiene poder aun sobre las repentinas tormentas que puedan azotar nuestras vidas.

Olvidaron que Dios está presto a protegernos, respondiendo aún a nuestros reclamos más injustos.

«¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?»: Preguntó Jesús a sus discípulos ayer. Y Jesús nos plantea las mismas preguntas hoy. Sí, es cierto que el mundo está enfrentando una pandemia sin precedentes para las generaciones actuales; una emergencia de magnitudes no vistas desde el 1918. Empero, la vida está llena de momentos críticos. Cada uno de nosotros y cada una de nosotras ha enfrentado varias crisis en el pasado. Y, si sobrevivimos esta, enfrentaremos muchas más: «¿Por qué tenemos tanto miedo? ¿Cómo es que no tenemos fe?».

La respuesta comunica la buena noticia que tiene este pasaje bíblico para toda la humanidad: No debemos tener miedo porque:

Aún en medio de la tormenta, ¡Jesús está en la barca!

Aún en medio de la crisis, ¡Jesús está en la barca!

Aún en medio del «valle de la sombra y de la muerte» (cf. Salmo 23.4), ¡Jesús está en la barca!

¡Jesús está en mi barca!

¡Jesús está en tu barca!

!Jesús está en nuestra barca!

Tengamos valor,

Tengamos fe,

Y tengamos paz. 

Sermón sobre Marcos 4.35-41
Marcos 4.35-41
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Será como un sueño (Salmo 126)

Audio, vídeo y bosquejo de un sermón listo para predicar basado en el Salmo 126, escrito y predicado por el Dr. Pablo A. Jiménez.

Salmo 126 – Vídeo

Bosquejo listo para predicar – Salmo 126

Texto: Salmo 126

Tema: Dios, quien nos ha librado de problemas en el pasado, nos librará de problemas futuros.

Área: Cuidado pastoral

Propósito: Dar aliento y esperanza a la audiencia

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

Introducción

Aunque yo no me crié en la Iglesia, cuando yo estaba en la escuela me regalaron un Nuevo Testamento de los Gedeones Internacionales, que incluía el libro de los Salmos. Aparte del Salmo 23, otro salmo llamó mi atención. Se trata del Salmo 126, cuyo primer versículo lee de la siguiente manera en la versión Reina-Valera Revisión del 1960 (RVR 1960): «Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan». 

El Salmo me parecía triste y nostálgico, a la vez que contenía una nota de esperanza y de alegría. Hoy, muchos años después, me acerco a este salmo tan amado para explorar su mensaje.

Cuando el Señor

El Salmo 126 es un desafío para las personas dedicadas a la traducción de las Sagradas Escrituras. En hebreo, los tiempos verbales son fluidos, razón por la cual en ocasiones es difícil determinar si un verbo debe ser traducido en pasado, presente o futuro.

En este caso, la inmensa mayoría de las traducciones bíblicas traducen el v. 1 en pasado; describiendo la liberación que Dios ya había hecho. Sin embargo, la traducción bíblica usada comúnmente en español, la Reina-Valera Revisión del 1960 (RVR 1960), coloca este versículo en futuro. 

  • La RVR 1960 dice: «Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan». 
  • La RVR 1995 lee de la siguiente manera: «Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión, fuimos como los que sueñan». 
  • La Traducción en Lenguaje Actual (TLA) es mucho más clara cuando dice: «Cuando Dios nos hizo volver de Babilonia a Jerusalén, creíamos que estábamos soñando».

En todo caso, el Salmo 126 contrasta dos experiencias, contraponiendo los sentimientos que cada una de esas experiencias provoca en el ser humano. Por un lado, el salmo retrata el gozo que trae la experiencia de liberación a la vida del creyente. Por otro lado, el salmo describe la tristeza que acarrean los momentos de crisis.

Podemos ver el gozo en los vv. 1 al 3, que dicen: 

(1) Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión, fuimos como los que sueñan. (2) Entonces nuestra boca se llenó de risa y nuestra lengua de alabanza. Entonces decían entre las naciones: «¡Grandes cosas ha hecho Jehová con estos!». (3) ¡Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros! ¡Estamos alegres! 

Este salmo describe la alegría de manera muy gráfica. Vean el lenguaje: se habla de sueños, de risas y de alabanzas. El texto pone de manifiesto la felicidad que se relaciona con la liberación divina.

Haz volver nuestra cautividad

Y no es para menos, el tiempo del exilio en Babilonia fue terrible para el Reino de Judá: su tierra fue conquistada, su pueblo arrasado, su templo destruido, sus líderes encarcelados y su ánimo aplastado. Muchos guerreros murieron, muchas mujeres fueron violadas y muchos niños fueron asesinados por los invasores extranjeros. Por eso, la restauración del pueblo de Judá al final del exilio marcó un punto alto en la historia del pueblo hebreo. Su liberación fue un motivo de gran gozo; un gozo tan grande como el experimentado al final de la esclavitud en Egipto y tan grande como el experimentado al final del holocausto nazi.

Sin embargo, esta sección que refleja tanto gozo desemboca en una segunda sección que trata el tema del sufrimiento. El texto dice en los vv. 4 al 6:

(4) ¡Haz volver nuestra cautividad, Jehová, como los arroyos del Neguev! (5) Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. (6) Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, pero al volver vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.

Al leer el v. 4 uno vuelve a cuestionar cómo debe traducirse el v. 1. Ya que el v. 4 le pide a Dios que libre de la cautividad al pueblo, quizás haga más sentido leer los vv. 1-3 como una promesa de liberación futura.

Sin embargo, podemos leer el v. 4 en otra clave. Sí, Dios nos ha liberado en el pasado, tal como afirman los vv. 1 al 3. Sin embargo, las bendiciones pasadas no cancelan los problemas futuros. El pueblo de Israel fue liberado muchas veces por Dios, pero siempre volvió a enfrentar problemas.

Y esa es la condición humana. Las bendiciones del pasado no cancelan los problemas futuros. Aun después de una gran bendición, ustedes y yo debemos continuar luchando por la vida. Jesús de Nazaret nos enseñó que cada día trae su propio problema, su propio mal (Mt. 6:34). Por lo tanto, las bendiciones recibidas ayer no impiden los problemas que traerá el mañana.

Lo que sí pueden hacer las bendiciones pasadas es darnos aliento y esperanza para enfrentar los problemas futuros. La experiencia de liberación nos enseña a mirar el futuro con esperanza. La persona creyente sabe bien que Dios, quien nos ha librado de problemas en el pasado, nos librará de problemas futuros. 

Imágenes de liberación

Con esta verdad teológica a la mano, exploremos las dos imágenes de liberación que nos propone la conclusión del Salmo 126.

En primer lugar, el pueblo que ora pide ser renovado tal como las lluvias del invierno renuevan los arroyos del Neguev. El texto se refiere a los riachuelos que recorren una parte del desierto de Sinaí llamada el Neguev. Durante el verano, los lechos de los arroyos están secos. Sin embargo, las lluvias del invierno los convierten en torrentes que traen vida a los animales y a la vegetación.

Segundo, el pueblo compara la vida de fe con un sembradío. Recuerda que las personas que trabajan en la agricultura sufren mucho durante el proceso de la siembra. Esto era aún más difícil en el mundo antiguo, donde se sembraba al voleo, lanzando puñados de semilla en los campos. El proceso era tan duro y difícil que el salmista describe al agricultor como uno que va «andando y llorando» mientras esparce la semilla. Sin embargo, el pueblo también conoce el regocijo que experimenta la persona que recoge el fruto de la cosecha.

Conclusión

En conclusión, el Salmo 126 nos enseña que la alegría de ayer nos capacita para seguir luchando por la vida hoy y para mirar el mañana con esperanza.

Con este mensaje a la mano,

Sigamos sembrando, 

Sigamos bendiciendo, 

Sigamos luchando por la vida.

Aunque ahora sembremos «llorando», sabemos que en el futuro cercano recogeremos fruto abundante, con gran alegría .

Aunque ahora podamos sufrir, sabemos que la bendición futura será abundante, trayéndonos tanta y tanta alegría, que nuestra vida será como un sueño. 

Salmo 126
Salmo 126
Vea otros sermones del Dr. Jiménez

Hasta que Dios cumpla su promesa

Un sermón sobre Hechos 1.4-5, enfocando en el impacto del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia:

“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.”

Medios

Texto

Una meditación sobre el primer capítulo del libro de Los Hechos de los Apóstoles, enfocando en la promesa del bautismo en el Espíritu Santo.

Por medio del Espíritu Santo, Dios le da a la Iglesia:

1. Experiencia extraordinaria

2. Capacitación extraordinaria

3. Comunidad extraordinaria

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