Los planes de Dios para ti – Jeremías 29.11

Los planes de Dios para ti es un bosquejo de sermón sobre la esperanza, listo para predicar, basado en Jeremías 29.11.

Texto: Jeremias 29.11

Idea central: Dios nos invita a confiar en su propósito para nuestras vidas; un propósito de bondad, incluso cuando no entendemos lo que está sucediendo.

Área: Desafío profético

Propósito: Llamar al pueblo a perseverar en la fe aún en medio de la incertidumbre.

Lógica: Inductiva

Diseño: Textual – Expositivo

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“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” – Jeremías 29:11 RVR1960

Jeremías 29:11 es un texto muy conocido, citado y recordado, pero la mayor parte de la gente lo toma como una promesa suelta, sin tomar en cuenta su trasfondo histórico y su contexto literario. Hoy consideraremos el mensaje de este texto, que nos invita a confiar en que Dios tiene un propósito de paz y esperanza para su pueblo, aún en tiempos de exilio, sufrimiento y angustia.

Para entender correctamente este versículo, necesitamos primero ponerlo en su contexto histórico. Jeremías 29:11 es parte de la carta que el profeta Jeremías envió a los exilados de Judá que se encontraban en Babilonia. El pueblo de Judá había sido conquistado por Nabucodonosor, rey de Babilonia, y muchos de sus habitantes fueron deportados a esa tierra extranjera. Este fue un momento de gran dolor, incertidumbre y angustia para el pueblo de Dios.

El exilio babilónico, que comenzó en el 597 a.C. y culminó con la destrucción del templo en 586 a.C., marcó el fin del reino de Judá y una de las experiencias más traumáticas para el pueblo de Israel. Fueron deportados a una tierra extranjera, lejos de su hogar, de su templo y de su forma de vida. El sentimiento de pérdida y desesperanza era profundo. ¿Dónde estaba Dios en medio de esta tragedia? ¿Por qué les había permitido ser llevados cautivos?

En medio de esta situación, Dios envía un mensaje de juicio a través de Jeremías. No era el mensaje de pronta y fácil liberación que muchos querían oír, sino una palabra dura de escuchar. Sin embargo, el juicio no era la palabra final. El juicio era solo el preámbulo de la verdadera palabra de liberación, que llamaba a vivir en su nuevo contexto con fe, esperanza y obediencia, ya que Dios seguía siendo fiel a sus promesas.

El versículo que nos ocupa se encuentra en el capítulo 29 de Jeremías, en una carta que el profeta envió a los exilados. En esta carta, Jeremías les ofrece un consejo pastoral y les anima a vivir una vida plena en Babilonia, a pesar de su situación de exilio. En los primeros versículos de este capítulo, les exhorta a que construyan casas, planten huertos, se casen y tengan hijos. En otras palabras, les dice que resistan el sufrimiento; que sigan adelante y se establezcan en la nueva realidad en la que viven.

El mensaje que les trae Jeremías también es un llamado a la esperanza, a la confianza en que Dios no los había olvidado. El versículo 11 es una promesa divina que resalta el carácter de Dios como aquel que tiene un propósito bueno, incluso cuando todo parece estar en ruinas. A pesar del sufrimiento que experimentaban, Dios les asegura que su futuro está en sus manos, y que Dios tiene planes para su bienestar y restauración.

3. El Texto: Jeremías 29:11

En este contexto de dolor y sufrimiento, Jeremías 29:11 resalta como una luz de esperanza: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Esta es una promesa radical y profundamente reconfortante.

Aquí encontramos un énfasis en el conocimiento divino. Dios conoce a su pueblo, sus circunstancias, sus luchas, su sufrimiento. Cuando Dios dice que “sabe los pensamientos que tiene acerca de nosotros”, nos está asegurando que, a pesar de nuestra angustia, tiene un plan claro y determinado para nuestras vidas. Este conocimiento no es casual o superficial; es un conocimiento profundo, lleno de amor y compasión.

El texto subraya que el conocimiento de Dios nos da seguridad. No estamos solos ni abandonados, aún en medio de nuestras luchas. A veces, podemos sentir que Dios se ha olvidado de nosotros, pero este versículo nos recuerda que Dios es un Dios presente, que cuida de nosotros y tiene planes buenos para nuestras vidas.

La palabra “paz” en este versículo no se refiere solo a la ausencia de conflicto, sino a un bienestar completo, a la plenitud que solo Dios puede dar. El pensamiento de paz de Dios es un pensamiento que busca el bienestar integral de su pueblo. En tiempos de exilio, los israelitas estaban deseando ser restaurados a su tierra y a su antigua vida. Pero el mensaje de Dios es que sus pensamientos no son de mal, no son pensamientos de condena, de juicio final o de destrucción, sino de restauración, de paz y de esperanza.

El texto nos llama a confiar en los planes divinos incluso cuando no entendemos cómo se desarrollarán. La paz de Dios es más profunda que cualquier circunstancia temporal; no depende de lo que estamos viviendo en el presente, sino de la certeza de que Dios tiene un futuro preparado para nosotros.

Finalmente, la promesa de un futuro lleno de esperanza se ratifica al decir que Dios tiene un “fin” o un propósito para su pueblo. Este “fin” no es solo una conclusión de la historia, sino una culminación gloriosa, una restauración de lo perdido. El pueblo de Judá no solo experimentaría el regreso a su tierra, sino también una restauración espiritual, una renovación de su relación con Dios.

El fin que Dios tiene preparado no es solo un regreso físico a la tierra prometida, sino una renovación del pacto, una restauración integral. A veces, nuestras esperanzas se limitan a lo inmediato, pero Dios nos invita a mirar más allá de lo visible, hacia un futuro eterno y perfecto con Él.

Mis buenos hermanos y mis buenas hermanas, la promesa de Dios a través de Jeremías 29:11 es para cada uno de nosotros. Vivimos en un mundo lleno de incertidumbres, dificultades y momentos de dolor. Nuestro mundo ha entrando en tiempos turbulentos donde las fuerzas del mal, del pecado y de la muerte han avivado viejas controversias que —equivocadamente— creíamos superadas. Lejos de la paz que anhelamos, hoy estamos rodeados de desafíos que nos parecen insuperables. 

En este contexto, la Biblia nos recuerda la soberanía de Dios. A pesar de todo, Dios sigue en control de la historia. Por eso, el texto hoy nos recuerda que Dios tiene pensamientos de paz para nosotros, planes para darnos un futuro lleno de esperanza.

Hoy Dios nos invita a confiar en su propósito para nuestras vidas; un propósito de bondad, incluso cuando no entendemos lo que está sucediendo. Así como Dios restauró a su pueblo después del exilio, confiamos en que también nos restaurará a nosotros en su tiempo perfecto. En medio del sufrimiento, podemos encontrar consuelo en saber que Dios está trabajando en nuestras vidas, y que su plan es siempre para nuestro bienestar, para darnos un futuro de esperanza.

La promesa de esperanza es clara, no solo en las páginas del AT, sino también en las del NT. Recordemos Filipenses 1.6: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.

¡Que esta promesa nos anime hoy a seguir adelante, confiando en el carácter fiel y amoroso de nuestro Dios! Que podamos vivir con la certeza de que, aunque las circunstancias puedan ser difíciles, Dios tiene un futuro de paz y restauración preparado para nosotros. En el nombre de Jesús. Amén.

Los planes de Dios para ti
Jeremias 29.11
Porque yo sé los planes que tengo acerca de vosotros
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Verás la gloria de Dios

Encuentro de adoración y predicación del Movimiento la Red para el 14 de marzo de 2021.

Texto del mensaje: Jesús le dijo: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» (Juan 11.40)

Idea central: Jesús nos invita a soñar, viendo el futuro con imaginación profética.

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La sorpresa de la vida (Lucas 24)

Un sermón sobre el tema de la resurrección, basado en el relato de los Caminantes a Emaús (Lucas 24.28-35). 

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¡Jesús está en la barca! (Marcos 4.35-41)

Bosquejo de un sermón listo para predicar, basado en Marcos 4.35-41, donde Jesús de Nazaret calma las aguas del Mar de Galilea.

Texto: Marcos 4.35-41 RVC

Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.» 36 Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. 37 Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. 38 Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» 39 Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. 40 A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» 41 Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?»

Tema: Jesús nos llama a tener confiar en él, aún en medio de la tormenta.

Área: Cuidado pastoral

Propósito: Dar ánimo a la audiencia, llamándola a tener fe

Lógica: Inductiva

Diseño: Narrativo

Vídeo del sermón sobre Marcos 4.35-41

Audio – Prediquemos podcast

Introducción

Había sido un día muy productivo. Jesús de Nazaret, rodeado por sus discípulos, había pasado el día enseñando, por medio de parábolas, a la multitud (Marcos 4.1-34). Llegada la tarde, Jesús decide continuar su marcha, viajando al otro lado del mar de Galilea.

El mar de Galilea, o como se le conoce en hebreo, el «Kinneret», en realidad es un lago que se encuentra al norte del territorio nacional y que, aún hoy, divide a Israel de Siria. El lago tiene unas 33 millas o 53 km de circunferencia, 13 millas o 22 km de largo y 8 millas o 13 km de ancho. 

Por lo tanto, caminar no era una opción. Caminar alrededor del lago toma entre 3 a 4 días, mientras cruzarlo en un barco de vela sólo toma algunas horas.

Trama

Aunque caía la tarde, y en el mundo antiguo no había alumbrado eléctrico, Jesús decide cruzar el lago y le dice a sus discípulos «Pasemos al otro lado» (v. 35). Con toda seguridad, el clima debía estar en condiciones óptimas, porque de otra manera el grupo no se hubiera a aventurado a cruzar el lago a esa hora. De todos modos, para mayor seguridad, los discípulos salieron junto con otras barcas, de manera que si alguna tenía problemas las otras podrían socorrerla (v. 36). 

En los tiempos de Jesús, una barca promedio tenía unos 27 pies u 8 metros de largo, por 8 pies o 2.5 metros de ancho. Tenía una sola vela, cerca de la proa, es decir, de la parte del frente. La barca promedio acomodaba unas 12 personas. Esto quiere decir que la embarcación donde iban Jesús y sus discípulos probablemente estaba sobrecargada, pues en ella iban Jesús, sus discípulos y la tripulación. Vacía, el borde de la barca podía estar a unos 3 pies o 75 centímetros sobre el agua. Cargada, podía estar tan cerca como 1 pie o 31 centímetros de la superficie. 

De repente, como suele ocurrir en el mar de Galilea, sobrevino una tormenta (v. 37). ¿Por qué son tan comunes? Porque el mar de Galilea se encuentra en un hueco, rodeado de montañas. El nivel del agua está entre 705 pies o 215 metros a 686 pies o 209 metros debajo del nivel del mar. Por eso, en algunas ocasiones, el viento que viene del mar Mediterráneo comienza a dar vueltas sobre el lago, formando trombas marinas. Nótese que el texto bíblico solo menciona que la tormenta consistía de vientos fuertes; no menciona lluvia, ni truenos. Así que podemos concluir que la «tormenta» en realidad era una tromba marina, es decir, un tornado sobre las aguas del lago.

Punto culminante

La tormenta era tan fuerte que las olas echaban agua dentro de la barca, lo que podía hundirla (v. 37b). Aterrados, los discípulos despertaron a Jesús, quien se encontraba durmiendo sobre una almohada en la popa, es decir, en la parte de atrás de la barca (v. 38). 

Ahora bien, el problema no es que lo despertaron, sino cómo lo despertaron. En lugar de despertarlo para decirle que estuviera alerta ante el peligro que enfrentaban, lo despiertan con un reproche, con una acusación: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» (v. 38). El texto griego es aún más fuerte, porque dice: «¿No te importa que vamos a ser destruidos?».

Esa es la naturaleza humana. Cuando enfrentamos un problema, en lugar de buscar sus causas reales, le echamos la culpa a Dios. 

Para los discípulos,

El problema no era el clima.

El problema no era la topografía.

El problema no era el sobrepeso de la barca.

No. El problema es Dios; el problema es que no le importamos a Dios.

El v. 40 dice: «Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma.» Noten el verbo «reprender», que es el mismo vocablo que Marcos utiliza cuando Jesús reprende los espíritus inmundos. Por lo tanto, Jesús trata a la tormenta como si fuera un demonio, y la reprende, ordenándole que guardara silencio.

Desenlace

Como es de esperar, la tormenta terminó. Empero, la tormenta puso al descubierto el verdadero problema: Los discípulos de Jesús, a pesar de caminar con él cada día, escuchando sus enseñanzas y atestiguando sus milagros, no tenían fe: «A sus discípulos les dijo: “¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?”» (v. 41).

Tenían miedo porque olvidaron que Jesús estaba en la barca. 

Olvidaron que Dios está en control del mundo y de la historia.

Olvidaron que Dios tiene poder aun sobre las repentinas tormentas que puedan azotar nuestras vidas.

Olvidaron que Dios está presto a protegernos, respondiendo aún a nuestros reclamos más injustos.

«¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?»: Preguntó Jesús a sus discípulos ayer. Y Jesús nos plantea las mismas preguntas hoy. Sí, es cierto que el mundo está enfrentando una pandemia sin precedentes para las generaciones actuales; una emergencia de magnitudes no vistas desde el 1918. Empero, la vida está llena de momentos críticos. Cada uno de nosotros y cada una de nosotras ha enfrentado varias crisis en el pasado. Y, si sobrevivimos esta, enfrentaremos muchas más: «¿Por qué tenemos tanto miedo? ¿Cómo es que no tenemos fe?».

La respuesta comunica la buena noticia que tiene este pasaje bíblico para toda la humanidad: No debemos tener miedo porque:

Aún en medio de la tormenta, ¡Jesús está en la barca!

Aún en medio de la crisis, ¡Jesús está en la barca!

Aún en medio del «valle de la sombra y de la muerte» (cf. Salmo 23.4), ¡Jesús está en la barca!

¡Jesús está en mi barca!

¡Jesús está en tu barca!

!Jesús está en nuestra barca!

Tengamos valor,

Tengamos fe,

Y tengamos paz. 

Sermón sobre Marcos 4.35-41
Marcos 4.35-41
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De la culpa a la esperanza

Las noticias de principios de año han sido verdaderamente espantosas. En particular, ver los videos de seguridad que recogen tiroteos y asesinatos infunde temor. Ver y escuchar estos actos de violencia ponen al relieve su realidad. No es lo mismo verlo que leer una nota en el periódico.

Las nuevas tecnologías que nos traen los videos, también nos dan la capacidad de comentar las noticias en los periódicos cibernéticos y en las redes sociales. Y una de las reacciones más comunes es tratar de identificar a los culpables de estos actos de violencia.

Lo interesante es ver a quién la gente considera “culpables” de dichos actos de violencia. Aparte de los gatilleros, mucha gente culpa al gobierno de turno y a las fuerzas de seguridad—como la Policía—por el auge del crimen. La gente expresa su indignación y pide renuncias, como bien tienen derecho a hacer.

Ahora bien, eso no cancela el hecho de que la violencia no es nueva en Puerto Rico. De hecho, está “ola” de violencia lleva décadas azotando el país. Gobiernos de ambos partidos han probado ser inefectivos ante el crimen, así como el sistema legal y las fuerzas de seguridad municipales, estatales y federales.

  • Sí, el gobierno puede y debe hacer más.
  • Sí, las fuerzas de seguridad pueden y deben hacer más.
  • Sí, algunas personas deben renunciar a sus puestos.

Eso queda estipulado.

Empero, esta crisis larga es síntoma de una profunda crisis en la cultura, crisis que no resuelve gobierno alguno. El crimen es el resultado de un largo proceso de vida. De hecho, para muchas personas comienza desde antes de nacer, pues crecen en sistemas familiares afectados por la violencia. La pobreza, el abandono y los vicios también contribuyen a la violencia. Y la falta de esperanza hace que los niños y las niñas crezcan viendo el crimen como una opción de vida.

No estoy exagerando. Hace cerca de 10 años una maestra de tercer grado me contó la siguiente experiencia. En respuesta a la pregunta “¿Qué quieren ser cuando sean grandes?”, la mitad de los varones del grupo respondieron que deseaban ser pandilleros. Cuando ella preguntó por qué, respondieron que los pandilleros tenían mucho dinero, autos lujosos y zapatillas deportivas caras. 

La niñez puertorriqueña necesita esperanza. Necesita la esperanza que nace cuando uno toma una opción por el bien y la vida, rechazando el mal y la muerte.

Quizás nuestro pueblo debe pasar de la culpa a la esperanza. Mientras el adjudicar culpas mira al pasado, la esperanza mira al futuro. Después de identificar a los responsables de la crisis, es necesario buscar cómo salir de la crisis. ¿Por qué? Porque para superar un presente de angustia, necesitamos la esperanza de un futuro mejor.

La Biblia dice lo siguiente sobre la esperanza:

Y no solo esto, sino que nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Romanos 5.3-5, RVC

Por lo tanto, el sufrimiento puede adquirir sentido, si nos enseña a resistir, produciendo esperanza. Adjudicadas, pues, las culpas, no nos quedemos estancados en el pasado. Por el contrario, movámonos al futuro con esperanza, con la ayuda de Dios.

**********

El Dr. Pablo A. Jiménez es ministro protestante, autor y profesor en el campo de la teología pastoral. Escuche PREDIQUEMOS, un podcast dedicado a la predicación, el liderazgo y la teología pastoral: www.prediquemos.com

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Derribados, pero no destruidos: El Apóstol Pablo habla sobre el liderazgo

Una reflexión sobre el liderazgo pastoral basada en 2 Corintios 4.7-10, por el Dr. Pablo A. Jiménez.


En la condición humana, el sufrimiento y el gozo van de la mano, atados a la fragilidad de la vida. El Apóstol Pablo reconoció esta situación en sus escritos, donde una y otra vez habla sobre cómo enfrentar el sufrimiento que produce el servir como líder pastoral. Sin embargo, en la Segunda Epístola a la Iglesia en Corinto trata el tema del sufrimiento de manera ejemplar.


Vea el vídeo basado en este podcast en YouTube:


Podríamos citar muchos pasajes muy hermosos donde el Apóstol defiende su ministerio con vehemencia. Pero hoy quiero llamar su atención, de manera particular, a una hermosa porción bíblica que se encuentra en el capítulo 4, versículos 7 al 10, de la carta. El texto dice:

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. (RVC)

Noten los temas tan profundos que podemos encontrar en esta porción bíblica.

  1. El primero es que el poder de Dios se manifiesta en medio de la fragilidad humana. El poder de Dios, a cuál accedemos por medio del Evangelio de Jesucristo, es ese “tesoro” que debemos guardar. ¿Y los vasos de barro? Eso somos usted y yo, y todo ser humano creado del polvo de la tierra. De acuerdo a Génesis 2, todo ser humano no es más que una vasija de barro.
  2. El segundo tema es que el sufrimiento, aunque ciertamente doloroso, no puede destruir a quienes han desarrollado una relación con Dios, por medio de Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
  3. El tercer tema es que la excelencia del poder de Dios no depende de nosotros. El poder de Dios es excelente porque Dios es excelente. Es la gloria de Dios lo que hace glorioso el evangelio de Jesucristo. La excelencia del Evangelio se debe a la presencia del Dios excelente en nuestras vidas, no a nuestro propio esfuerzo.

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Liderazgo - 2 Corintios 4.7-10
2 Corintios 4.7-10

¿Vivirán estos huesos?: Escuche el nuevo episodio de PREDIQUEMOS

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Sobre este episodio

En la literatura profética encontramos el testimonio, las visiones y las profecías de personas de fe que recibieron mensajes de parte de Dios y los comunicaron el pueblo. Algunas de esas visiones son impresionantes. Y pocas son más impresionantes que la visión del Valle de los huesos secos que se encuentra en Ezequiel 37:1-14.

La visión divina recogida en Ezequiel 37 describe un acto de creación; un acto de nueva creación. La visión es una promesa de parte de Dios; la promesa de restaurar a su pueblo, de volverlo a crear.

Es fácil comprender porqué la visión del Valle de los huesos secos ha sido tan importante para el pueblo de Dios. Este texto, tan hermoso como horrendo, contiene una promesa para toda persona que se encuentre en crisis. El texto afirma que las personas de fe pueden confiar en el Dios de toda esperanza; afirma que podemos sobrevivir hasta la caída catastrófica; afirma que Dios tiene la capacidad de volvernos a crear.

Por lo tanto, podemos afirmar que la Biblia nos enseña a enfrentar la vida con esperanza. Por medio de la acción pastoral de su Espíritu Santo, Dios capacita a las personas de fe para superar hasta las experiencias más dolorosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

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Ezequiel 37.3
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¿Y si la vida fuera distinta? Nuevo episodio del podcast PREDIQUEMOS

En la vida de todo ser humano hay un momento clave cuando nos preguntamos si la vida puede ser distinta. Es un momento donde podemos en duda lo que la gente considera “normal”. Es el nacer de una pequeña esperanza de cambio.

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Preguntar “¿Y si al vida fuera distinta?” nos lleva a considerar posibilidades de cambio, atrevernos a hacer lo antes impensado, y a soñar con un nuevo futuro.

Sin embargo, la mera pregunta sobre la posibilidad de cambio no basta. Falta un elemento adicional: la fe. Es la fe en Dios, revelado en la persona de Jesucristo en el poder del Espíritu Santo, lo que nos permite considerar un nuevo futuro.

Jesús recompensó tanto los valores como la acción de esta mujer visionaria, que se atrevió a decir la verdad que todos conocían, pero que nadie quería nombrar. Eso le llevó a aceptar con humildad su regalo tan extravagante.

Y hoy, ese mismo Jesús—quien vive para siempre—está aquí, presto a darte “las fuerzas necesarias por medio de la fe, de manera que puedas transformar tu vida, en el nombre del Señor.”

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Tesoros en vasos de barro: Un sermón sobre 2 Corintios 4

Un sermón sobre 2 Corintios 4, cuya del central es que las personas de fe debemos dar gracia a Dios aun en medio de la debilidad.

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Pablo A. Jimenez
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Como las águilas (Isaías 40.28-31)

Como las águilas es un sermón listo para predicar sobre el tema de la esperanza, basado en Isaías 40.28-31.

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Escuche este sermón en PREDIQUEMOS, nuestro podcast cristiano.

Texto: Isaías 40.28-31

Tema: El pueblo de Dios debe mirar el futuro con esperanza, sabiendo que Dios está con él en medio de la crisis. 

Área: Desafío profético

Propósito: Dar esperanza al pueblo de Dios.

Diseño: Expositivo

Lógica: Inductiva

Decir “adiós” se ha convertido en una costumbre en nuestro países. En el mundo de habla hispana la migración es común, tanto entre países hispanoamericanos como de nuestros países a los Estados Unidos.

Claro está, la emigración masiva de nuestros pueblos se debe a una combinación de factores muy particulares. 

  1. La gente emigra para escapar de situaciones de violencia y pobreza, esperando encontrar estabilidad social y económica en un nuevo hogar. 
  2. La gente emigra para reunirse con familiares que se han reubicado en otros países.
  3. La gente emigra cuando se ve desplazada por gobiernos corruptos u organizaciones criminales.

Lo triste es que las personas que emigran muchas veces son rechazadas en los países donde intentan reubicarse. Lo que es más, en varias ocasiones hasta se tilda a los inmigrantes de ser criminales, es decir, de ser una carga para la sociedad.

Sin embargo, la fe nos da herramientas espirituales para lidiar con la crisis. La Biblia—la maravillosa Palabra de Dios—nos capacita para enfrentar y vencer los problemas de la vida. Este caso no es la excepción: La Biblia hace referencias continuas a situaciones de exilio muy similares a las nuestras.

Aunque podríamos hacer referencia a toda una variedad de textos y períodos bíblicos, hoy quiero centrarme en los tiempos del “Exilio Babilónico”. “¿Qué es eso?”, usted preguntará. El Exilio fue un período en la historia de Israel y Judá caracterizado por la deportación en masa de la población.

Comencemos recordando que Israel se constituyó como un reino en el Siglo X antes de la Era Cristiana. Sus primeros reyes fueron Saul, David y Salomón. Después del reinado de Salomón, el Reino se dividió en dos. Al norte quedó Israel, cuya capital estaba en la ciudad de Samaria. Al sur quedó Judá, cuya capital estaba en la ciudad de Jerusalén.

Israel, también conocido como “El Reino del Norte”, estuvo gobernado, en su mayoría, por una serie de hombres malvados, quienes vivían muy lejos de Dios. La historia de este reino es violenta, pues en varias ocasiones sufrió sangrientos golpes de estado que sacudieron las bases de la sociedad.

Judá, también conocido como “El Reino del Sur”, estuvo gobernado por descendientes del Rey David. En términos generales, estos hombres fueron un más piadosos que los reyes del Norte. Sin embargo, algunos fueron infieles, tanto que llevaron a Jerusalén al colapso.

Israel fue el primero que cayó en manos extranjeras, cuando fue conquistado por los Asirios. Eventualmente, Judá también cayó ante el ejercito de Babilonia.

Los babilonios tenían una práctica opresiva muy particular. Cuando conquistaban un reino, encarcelaban en campos de concentración a los hombres adultos que habían sobrevivido la invasión militar. Este fue el caso de Judá, pueblo que vio como sus líderes más hábiles y sus jóvenes de mayor potencial fueron deportados a Babilonia.

Para complicar la situación, la juventud hebrea en Babilonia sufría una enorme presión para asimilarse, es decir, para abandonar su identidad judía y para abrazar la identidad de sus captores.

Sí, la situación es dura. Empero, la Palabra de Dios trae consuelo aun en medio de las situaciones más difíciles. Leamos el capítulo 40 del libro del Profeta Isaías. Allí encontramos palabras de consuelo, cuando Dios le ordena al profeta que anuncie el final del cautiverio. El texto dice: 

El Dios de ustedes dice: «Consuelen a mi pueblo; ¡consuélenlo! ¡Hablen al corazón de Jerusalén! ¡Díganle a voz en cuello que ya se ha cumplido su tiempo, que su pecado ya ha sido perdonado; que ya ha recibido de manos del Señor el doble por todos sus pecados.» (Isaías 40.1-2)

Dios también le ordena al profeta que anuncie la construcción de un camino que llevará a su pueblo de vuelta a Jerusalén. El texto dice:

Una voz clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor; enderecen en el páramo una calzada a nuestro Dios. Que todo valle sea enaltecido; que se hunda todo monte y collado; que se enderece lo torcido y que lo áspero se allane. Se manifestará la gloria del Señor, y la humanidad entera la verá. La boca del Señor ha hablado.” (Isaías 40.3-5)

Nótese que estos anuncios fueron proféticos, es decir, que ocurrieron antes de los eventos que anuncian. Pasaron varios años antes de que estos anuncios proféticos se convirtieran en realidad. 

De manera sarcástica y pesimista, algunas personas podrían cuestionar las bondades de estas profecías. ¿De qué vale saber que la situación mejorará en el futuro, cuando estamos sufriendo hoy? Y esta es la actitud de mucha gente negativa, que vive derrotada por los problemas que enfrenta.

Sí, hay personas negativas, sarcásticas y pesimistas. Pero el pueblo de Dios no puede dejarse vencer por estas actitudes malsanas. Quienes adoramos al Dios del Cielo, al Señor de la Vida, no podemos dejarnos vencer por el desánimo. Dios no nos llama a vivir derrotados. Por el contrario, Dios nos llama a vivir en esperanza, sabiendo “que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito”.(Romanos 8.28).

Una de las expresiones más hermosas de la esperanza que Dios da a su pueblo se encuentra al final de Isaías 40. El texto dice:

Tú, Jacob, ¿por qué dices que tu camino está oculto para el Señor? ¿Por qué, Israel, alegas que Dios pasa por alto tu derecho? ¿Acaso no sabes, ni nunca oíste decir, que el Señor es el Dios eterno y que él creó los confines de la tierra? El Señor no desfallece, ni se fatiga con cansancio; ¡no hay quien alcance a comprender su entendimiento! El Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece. Los jóvenes se fatigan y se cansan; los más fuertes flaquean y caen; pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan. (Isaías 41.27-41)

¡Escuchen la Palabra de Dios! La Biblia no niega la crisis, sino que nos recuerda que el Señor está con nosotros en medio de la crisis.

Este hermoso pasaje bíblico nos recuerda que:

  • Dios se preocupa por nosotros, ya que no se olvida de su pueblo.
  • Dios no se cansa de amarnos, de cuidarnos y de bendecirnos.
  • Dios continúa siendo poderoso, ya que los problemas humanos no anulan el poder divino.
  • Dios renueva las fuerzas de su pueblo; Dios da nuevas fuerzas a los hombres y a las mujeres que le buscan con fe.
  • Dios renueva a las personas que confían en él.

Hermanos y hermanas, este es un mensaje muy pertinente para nuestra iglesia local, para nuestra comunidad, y para todo nuestro pueblo: El pueblo de Dios debe mirar el futuro con esperanza, sabiendo que Dios está con él en medio de la crisis. 

Dios nos llama a levantarnos sobre la crisis, así como las águilas remontan vuelo sobre la tierra. ¿Por qué?

  • Porque la crisis tendrá fin.
  • Porque nuestro problemas no son eternos.
  • Y porque nos esperan nuevos tiempos de prosperidad, en el nombre del Señor. Amén. 
Vea otros sermones sobre los profetas del Antiguo Testamento.
Cómo las águilas
Isaías 40.27-31
Consuelen a mi pueblo
esperanza
Isaías 40.27-31