Rutas de restauración – Juan 3.16

Rutas de restauración es una prédica cristiana sobre el plan de salvación, basada en Juan 3.16 y apropiada para el Viernes Santo.

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La prédica cristiana titulada “Rutas de restauración” basada en Juan 3.16 aborda el tema de la restauración espiritual a través de Jesucristo. Apropiado para el Viernes Santo, refleja cómo la tecnología, aunque útil, ha simplificado experiencias que antes eran comunes, como perderse, sirviendo como metáfora de cómo a menudo las personas no reconocen estar espiritualmente perdidas.

Jiménez utiliza el relato bíblico de Adán y Eva para ilustrar cómo, tras el pecado, no solo se perdieron, sino que comenzaron a experimentar emociones negativas como la vergüenza y el miedo, no dándose cuenta de su estado hasta enfrentar una crisis. Esta historia sirve para enfocarse en cómo el pecado ha roto relaciones fundamentales del ser humano: con Dios, con otros, con la naturaleza y consigo mismo.

El sermón avanza discutiendo cómo, a lo largo de la historia, Dios ha intentado restaurar estas rupturas a través de pactos y leyes, especialmente mediante la Torá dada a Israel. Sin embargo, Jiménez señala que la ley por sí sola no fue suficiente para la restauración completa, lo que llevó a Dios a establecer un nuevo pacto, prometido en Jeremías 31, que implicaba una relación más profunda y personal mediante la escritura de la ley en los corazones de las personas y una nueva relación con el Espíritu Santo, conforme a Joel 2.

El foco del sermón es el sacrificio de Jesucristo, visto como la culminación de los esfuerzos de Dios por salvar a la humanidad. Jesucristo no solo vino a enseñar y predicar, sino a ofrecer su vida como un sacrificio final, cumpliendo las funciones tanto de sacerdote como de víctima perfecta. Este acto abre un camino nuevo y vivo hacia la salvación, según la enseñanza de la Epístola a los Hebreos.

En conclusión, el sermón enfatiza que la oferta de salvación a través de Cristo está disponible ahora. Es un mensaje de esperanza que ofrece a los oyentes una “ruta hacia la restauración” sin más sacrificios necesarios, ya que Cristo ya ha pagado el precio completo por la salvación. El mensaje termina con un llamado a responder con amor al que lo ha dado todo por amor.

Restauración
Juan 3.16
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No sabía que me tocaba a mi – Marcos 6.37

Predicación narrativa en primera persona basada en la historia de la multiplicación de los panes y los peces, según Marcos 6.30-44.

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La prédica cristiana titulada “No sabía que me tocaba a mí”, escrita por el Dr. Pablo A. Jiménez interpreta la narrativa bíblica de Marcos 6.30-44, destacando la comisión de Jesús a sus discípulos para ser colaboradores activos en la misión de salvar a la humanidad. El texto utiliza una estructura narrativa para recalcar la tarea misionera de la Iglesia y enfatiza el llamado a la acción personal en el ministerio.

Este ejemplo de predicación narrativa comienza describiendo el agotamiento de los discípulos tras predicar el mensaje del Reino de Dios en Galilea, donde experimentaron éxito en su ministerio, con conversiones y milagros. Sin embargo, su regreso se ve empañado por la noticia del asesinato de Juan el Bautista por Herodes Antipas, lo que marca un punto de inflexión emocional en la historia.

Jesús, consciente del cansancio de sus seguidores, les invita a descansar en un lugar apartado, evocando su propio retiro en el desierto. Al llegar, se encuentran con una multitud que los ha seguido, deseosa de escuchar a Jesús. Al ver a la multitud desorientada y necesitada, Jesús se conmueve y decide enseñarles, destacando su compasión y su rol como pastor de aquellos que están perdidos.

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El clímax de la historia ocurre cuando Jesús desafía a sus discípulos a alimentar a la multitud, a pesar de su inicial resistencia y preocupación por la falta de recursos. Jesús les pide que revisen lo que tienen, encontrando solo cinco panes y dos peces. A través de un acto de fe y la bendición de Jesús, estos alimentos se multiplican milagrosamente, alimentando a todos y dejando sobras, lo que simboliza una provisión abundante.

El milagro se interpreta como una manifestación del Salmo 23, con Jesús como el Buen Pastor que provee para su rebaño. El episodio culmina con una lección vital para los discípulos: ellos también están llamados a ser pastores, evaluando y atendiendo las necesidades materiales y espirituales de la gente. La multiplicación de los panes no solo atiende una necesidad física inmediata, sino que también enseña sobre la responsabilidad de cuidar a los demás, un principio central en la misión de la Iglesia.

En resumen, el sermón utiliza la narrativa del milagro de los panes y los peces para ilustrar la importancia del liderazgo compasivo y proactivo en el ministerio cristiano, enfatizando el llamado a cada creyente a participar activamente en la misión de la Iglesia, tanto en el plano espiritual como en el material.

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La viña no está en venta

Un sermón narrativo sobre la historia de la viña de Nabot, enfocado en el tema de la integridad, según se narra en 1 Reyes 21.1-14.

©Pablo A. Jiménez

Es una historia sencilla. Por un lado, tenemos al hombre más poderoso del país. Por otro lado, tenemos a un hombre del pueblo, aferrado por sus valores. 

El hombre poderoso es Acab, el rey de Samaria, el reino del norte. Acab, quien era hijo del rey Omrí, gobernó a principios del noveno siglo a.c. (1 Reyes 16.29). Se casó con Jezabel, una princesa extranjera, proveniente de Sidón, una ciudad fenicia. Se cree que Jezabel era devota de Baal y que quizás fue hasta sacerdotisa del culto a esa divinidad (16.31). 

De acuerdo al relato bíblico, Acab fue un rey malvado, que vivió muy lejos del Dios de Israel (16.30). En lugar de honrar el pacto entre Dios e Israel, Acab construyó un templo a Baal en la ciudad de Samaria, la capital de su reino (16.32).

En respuesta a los excesos de Acab, Dios levantó al profeta Elías, quien confrontó al rey con su pecado (17.1). Es en ese contexto que ocurre una confrontación entre Elías y un grupo de falsos profetas que adoraban a Baal (18.20-40). Aunque Elías llevó la mejor parte en esta confrontación, Acab y su esposa Jezabel siguieron por sus malos caminos, violando el pacto entre Dios y el pueblo de Israel y haciendo sufrir al pueblo.

Pero les dije al principio que esta es la historia de una confrontación entre Acab y un hombre del pueblo. Ese hombre se llamaba Nabot. 

Nabot vivía en el valle de Jezreel. Allí tenía una propiedad que, para su desgracia, colindaba con la residencia de verano del rey (21,1). Esa era su única virtud y su único pecado, tener un terreno hermoso sembrado de uvas cerca de la casa del rey.

Un buen día, Acab habla con Nabot y le propone un negocio. Acab desea adquirir la viña de Nabot y está dispuesto a comprarlo o a darle otro terreno a cambio (21.2). Para nosotros, quienes leemos el texto bíblico con ojos contemporáneos, la propuesta de Acab no tiene nada extraño. Es una simple transacción comercial de bienes raíces, como cualquier otra. 

Sin embargo, en el antiguo Israel el ofrecimiento de Acab tenía otras implicaciones. De acuerdo a la tradición hebrea, la tierra le pertenecía primeramente a Dios y, en segundo lugar, a la tribu o al clan a quien Dios la había dado. Es decir, las propiedades eran patrimonios familiares, por lo que una sola persona no podía tomar la decisión de venderla. Quien vendía su tierra renunciaba a la herencia recibida de su padre y de su madre y malversaba la herencia que debía dejar a sus hijos e hijas. Por eso, el Antiguo Testamento prohíbe la venta de la tierra en pasaje bíblicos tales como Levítico 25.23: “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es, y vosotros como extranjeros y forasteros son para mí” (véase, además, Nm 27.7-11, 36.1-12 y Dt 19.14).

Nabot, pues, rechaza tajantemente la oferta del rey Acab, diciendo: “¡Líbreme Jehová de darte yo la heredad de mis padres!” (21.3). Nabot rechaza la oferta del rey porque es obediente al pacto con el Dios de Israel. Nabot prefiere obedecer a Dios antes que a los hombres (compare con Hch 4.19). 

Como es de esperar, Nabot reacciona como el niño malcriado que era. El rey está acostumbrado a que la gente le obedeciera, fuera por respeto o por temor. Por eso, reacciona a la negativa de Nabot llegando a su casa triste y enojado (21.4). Cuando su esposa lo vio en la cama, a donde se había ido sin cenar, le preguntó: “¿Por qué estás tan decaído de espíritu y no comes?” (21.5). Acab le explicó que le había hecho una oferta muy generosa a Nabot, quien le había rechazado diciendo: “Yo no te daré mi viña” (21.6).

Jezabel respondió al berrinche del rey con palabras muy duras: “¿No eres acaso tú el rey de Israel? Levántate. Come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel” (21-7). De inmediato, la reina organizó una conspiración en contra de Nabot. Jezabel escribió cartas, a nombre de Acab, ordenando que testigos falsos acusaran a Nabot de blasfemia; de maldecir a Dios y de maldecir al rey (21.8-9). 

Noten la ironía de esta escena. El hombre fiel al pacto con Dios es acusado de infidelidad y la reina extranjera adoradora de Baal escribe cartas defendiendo el honor de un rey corrupto. Jezabel le “fabricó un caso” falso a Nabot, acusándole de un crimen capital por el que se pagaba con la muerte.

Engañados por la astucia de la reina extranjera, los líderes de la ciudad juzgan a Nabot y, sobre la base del testimonio de dos testigos falsos, apedrean a Nabot hasta la muerte (21.11-14). Claro está, Nabot hubiera podido salvar su vida cediendo a la presión. Con toda seguridad, el rey hubiera abogado a su favor si Nabot hubiera concedido sus deseos. 

No obstante, Nabot no cedió ante los caprichos de Acab y de Jezabel. Aun bajo amenazas de muerte, Nabot persistió en su integridad: La viña no está en venta.

Aunque me presiones, la viña no está en venta.

Aunque me acuses falsamente, la viña no está en venta.

Aunque levantes testigos falsos en mi contra, la viña no está en venta.

Aunque me fabriques un caso capital, la viña no está en venta.

Aunque me mates, la viña no está en venta.

La viña no está en venta porque el pacto no está en venta. No puedo vender la viña porque eso sería una violación a los mandatos divinos. No puedo venderla porque mis principios no están en venta. No voy a vender porque prefiero obedecer al Dios del cielo antes que a los reyes corruptos de este mundo.

Y la sangre de Nabot nos habla, como la de Abel, desde la tumba. Nos llama a la integridad y al compromiso. Nos llama a examinar nuestra fidelidad a Dios y a la comunidad de fe. Nos llama a examinar nuestras vidas a la luz de la fe. La sangre inocente de Nabot nos habla y nos recuerda que tenemos una herencia espiritual. Nuestros padres y nuestras madres en la fe nos dejaron una herencia viva (véase 1 P 1.3). Y nosotros tenemos la responsabilidad de legar esa herencia a nuestros hijos y a nuestras hijas, a nuestros nietos y a nuestras nietas.

El ejemplo de Nabot nos desafía, pues, a vivir en integridad moral y espiritual. Ante las presiones de este mundo, ante las seducciones de la sociedad, y ante las ofertas de la corrupción, debemos tener solo una respuesta: “la viña no esté en venta”.

La viña de Nabot
La viña no está en venta
Integridad
La viña no está en venta

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez se reserva todos los derechos de publicación de estos materiales. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la debida autorización del autor. Para solicitar los permisos correspondientes, contacte al autor.

Use el siguiente formato para citar este artículo: Pablo A. Jiménez, “La viña no está en venta”, DrPabloJimenez.com. Accedido el ** de ** de 20**. Disponible en: https://www.drpablojimenez.com/2024/04/14/la-vina-no-esta-en-venta/

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Restauración: Testimonio del apóstol Pedro

Un sermón narrativo en primera persona sobre el testimonio del apóstol Pedro, de acuerdo con el Evangelio según San Juan.


Restauración: El testimonio del Apóstol Pedro


Reseña del sermón titulado “Restauración, El testimonio del apóstol Pedro”

Por Yeury Ferreira

El sermón “Restauración” por Pablo A. Jiménez se enfoca en el poder restaurador de Jesús a través del testimonio de Pedro, desde su llamado inicial hasta su restauración tras negar a Jesús. El sermón utiliza la narrativa bíblica, comenzando con el encuentro de Pedro con Jesús y siguiendo su viaje de fe, incluyendo su liderazgo entre los discípulos, su falla durante la crucifixión de Jesús, y su restauración final por Jesús después de la resurrección. Este recorrido destaca la capacidad de Jesús para transformar y restaurar la vida espiritual, presentando a Pedro como un ejemplo de cómo la gracia puede superar la falla y el arrepentimiento conduce a la renovación. Ahora, destaquemos cinco comentarios positivos y relevantes tanto del contenido como de la técnica homilética utilizada:

  • Uso de la narrativa en primera persona: La técnica de narrar el sermón desde la perspectiva de Pedro permite una inmersión profunda y personal en la historia, facilitando la identificación del oyente con las experiencias de Pedro. Esta aproximación narrativa en primera persona hace que el mensaje sea más accesible y emotivo.
  • Enfoque en la restauración: La idea central de que Jesús puede y quiere restaurar nuestra vida espiritual es un mensaje de esperanza universalmente relevante. La historia de Pedro sirve como un poderoso testimonio del amor incondicional y la gracia restauradora de Jesús, ofreciendo consuelo y esperanza a los oyentes que enfrentan sus propias luchas espirituales.
  • Inclusión de detalles bíblicos y culturales: El sermón se enriquece con detalles bíblicos y contextuales que profundizan la comprensión de la historia de Pedro. La explicación de los nombres, los rituales, y las costumbres de la época aporta una capa adicional de significado y autenticidad al relato.
  • Aplicación práctica y personal: Al final del sermón, se hace un llamado directo a la audiencia, invitándola a experimentar la misma restauración que Pedro. Este llamado a la acción personaliza el mensaje, alentando a los oyentes a reflexionar sobre su propia vida espiritual y a buscar su propia restauración en Jesús.
  • Estructura clara y fluidez narrativa: El sermón está bien estructurado, siguiendo una línea narrativa clara que guía a los oyentes a través de los eventos de la vida de Pedro de manera lógica y emotiva. La fluidez de la narración mantiene el interés y facilita la comprensión del mensaje central.

Estos aspectos destacan la efectividad del sermón en comunicar su mensaje central de restauración y transformación espiritual a través de una técnica homilética narrativa e inmersiva.

Restauración - El testimonio del Apóstol Pedro
Un sermón narrativo
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La esencia de la Navidad

Audio, vídeo, y texto listo para predicar de un sermón apropiado para el Día de Navidad basado en Lucas 2.10-14.

Texto: Lucas 2.10-14

Tema: La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria.

Área: Educación cristiana

Propósito: Recalcar el verdadero sentido de la Navidad

Diseño: Temático, de ocasión especial (Navidad)

Lógica: Deductiva

Durante esta temporada la iglesia habla continuamente del “verdadero sentido de la Navidad”. En esta ocasión, deseo explorar el significado de esa frase. ¿Cómo podemos definir la esencia de la Navidad?

  1. La Navidad es la temporada en que la Iglesia acordó conmemorar el nacimiento de Jesús en Belén, la ciudad del antiguo Rey David.
  2. Celebramos un hecho objetivo: el nacimiento de Jesús como hombre, hijo de María de Nazaret, recalcando el carácter histórico del evento de Cristo. Esto implica que rechazamos las falsas doctrinas sobre Jesús. De manera particular, rechazamos el “docetismo”, la una falsa doctrina que niega la humanidad de Jesucristo, alegando que solo “parecía” ser humano.
  3. Pero la Navidad es también tiempo de reflexión. Es tiempo de considerar la profundidad del evento de la encarnación de Dios en Cristo, del regalo de salvación que nos hizo Dios al darnos a su hijo.
  4. Esta reflexión debe confrontarnos con nuestra propia situación; debe llevarnos a preguntarnos si hemos tomado la decisión de seguir a Cristo; si hemos tenido un encuentro con Jesús.
  5. El nacimiento de Jesús en Navidad debe ser también nacimiento de Cristo en nuestro corazón. Nacimiento que se renueva cada año; que vive en el corazón del creyente en toda época del año.
  1. El cántico que los ángeles entonaron cuando nació el “niño-Dios” fue “Gloria a Dios en las alturas” (Lc. 2.24), ensalzando así el nombre del Dios de Israel. Esto fue así porque el nacimiento de Cristo es también alabanza.
  2. Sí, es alabanza porque Dios nos eligió “en él antes de la fundación del mundo” (Ef. 1.4), “para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1.6), como dice el primer capítulo de la Epístola a los Efesios.
  3. El propósito para el cual Dios ha elegido manifestarse en la historia es darse a conocer a la humanidad. Desde el principio, la Biblia nos muestra que Dios hace cosas “para que sepas que yo soy Dios” (Is. 45.3), como afirman continuamente los profetas.
  4. Ahora bien, conocer a Dios es alabarle; es postrarse ante sus pies; es entregarse o rendirse a la divinidad. Conocer a Cristo es dejarle nacer en nuestro corazón, por eso, ese nacimiento que celebramos en Navidad implica alabanza en acción de gracias por el “Don inefable” (2 Co. 9.15) que Dios nos ha dado en el amado.
  5. Nuestra alabanza es cántico de redención que sale de nuestros labios, desde lo profundo del corazón. Cántico porque hemos sido transformados por los portentosos actos de Dios para con nosotros. Entonamos un cántico de redencion como el de Apocalipsis 1.5b-6, que dice: 

Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre; y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios su padre, a él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén 

Una redención tan grande que aún abarca la naturaleza, la cual “gime” y “sufre” dolores de parto (Ro. 8.19-23) esperando la manifestación del amado.

  1. Esperamos la manifestación del redentor “porque nuestra redención es en esperanza” (Ro. 8.24). Por eso el cántico de los ángeles también decía “¡Paz en la tierra a todos los que gozan de su favor!” (Lc. 2.14 RVC), porque la Navidad es promesa.
  2. La navidad es promesa cumplida: es el niño que “nos es nacido” de Isaías 9.6; el rey que iba a nacer en Belén Efrata según Miqueas 5.2; el Mesías que vendría humilde de acuerdo a Zacarías 9.9.
  3. La Navidad es promesa abierta al futuro: Es promesa de salvación, de Emmanuel, de Dios con nosotros en Cristo, en el poder del Espíritu Santo.
  4. La promesa de Dios es una de esperanza, que nos toma perdidos en el camino y nos al sendero que conduce a la salvación. La esperanza nos toma en estado de pecado, de impotencia y de desesperación, preguntando: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” y nos lleva a decir “Gracias a Dios por su Don inefable” (Romanos 7.24-25).
  5. Esta esperanza surge porque la promesa de la Navidad es una de liberación. 
  • La liberación del pecado, de la muerte y del error. 
  • Liberación del miedo y con él de todo lo negativo de la naturaleza humana. 
  • Liberación de la obediencia a las fuerzas de la muerte que matan y destruyen a la humanidad.

La Navidad es el tiempo cuando conmemoramos el nacimiento del salvador enviado por Dios para alabanza de su gloria. Celebremos la liberación que viene por la promesa divina, dada por medio de Jesús, el Salvador que nace hoy en nuestro corazón.

La esencia de la Navidad (Lc. 2) - listo para predicar
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Misión redentora (Lucas 4.14-21)

Misión Redentora, el mensaje que presentado en este Encuentro del Movimiento La Red, aborda la presencia de Jesús en la sinagoga de Nazaret.

Jesús regresa “en el poder del Espíritu”, de acuerdo al relato de Lucas 4.14-21. La meditación resalta que Jesús se ubicó en la tradición de líderes religiosos carismáticos en Galilea y destaca la costumbre de Jesús de participar en servicios sabatinos en las sinagogas. Al leer Isaías 61, Jesús declara su misión de dar buenas noticias a los pobres, sanar a los quebrantados y liberar a los cautivos. En su impactante lectura, Jesús enfatiza lo positivo y omite de referencias a la venganza. Las palabras de Jesús, tanto ayer como hoy, producen sorpresa y hasta escándalo.

Este relato subraya el llamado a la misión: Dios nos invita a colaborar en la misión divina; nos llama a predicar buenas noticias de esperanza y vida, particularmente a las personas débiles, sufridas y vulnerables.

14 Con el poder del Espíritu, Jesús volvió a Galilea; y su fama se difundió por todos los lugares vecinos. 15 Enseñaba en las sinagogas de ellos, y todos lo glorificaban.

16 Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras. 17 Se le dio el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el texto que dice:

18 «El Espíritu del Señor está sobre mí.
Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres;
me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos,
a dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos
19 y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor.»

20 Enrolló luego el libro, se lo dio al asistente, y se sentó. Todos en la sinagoga lo miraban fijamente. 21 Entonces él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.»

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Misión redentora
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Bendecir al que te bendiga (2 Corintios 9.6-11)

Bendecir al que te bendiga es el título de la reflexión sobre la mayordomía, basada en 2 Corintios 9.6-11. presentada en este Encuentro.

La fe cristiana enseña que Dios es el creador de todas las cosas. Por lo tanto, podemos decir que todas las cosas le pertenecen a Dios. Los seres humanos vivimos en el mundo que Dios creó y nos beneficiamos de los muchos recursos que ha provisto para nuestra vida.

También nos enseña que los seres humanos debemos administrar de manera responsable todo lo que Dios nos ha dado. Dios nos llama a administrar con sabiduría nuestras vidas, nuestras habilidades y nuestros recursos económicos.

La mayordomía cristiana, es decir, la administración de los recursos que Dios nos ha dado, es el tema central de este Encuentro de Adoración y Predicación del Movimiento La Red.

Pero recuerden esto: El que poco siembra, poco cosecha; y el que mucho siembra, mucho cosecha. Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría. Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra; como está escrito: «Repartió, dio a los pobres, y su justicia permanece para siempre.» 10 Y aquel que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá los recursos de ustedes y los multiplicará, aumentándoles así sus frutos de justicia, 11 para que sean ustedes enriquecidos en todo, para toda generosidad, que por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios.

LA RED aspira a ser una genuina comunidad de fe que se reúna con el propósito de alcanzar personas de habla hispana en distintas partes del mundo. La participación en LA RED es libre y voluntaria. Está abierta tanto para ser su principal comunidad de fe, como para enriquecer su vida cristiana. LA RED es un movimiento cristiano que no está afiliado a denominación alguna. 

Aquellas personas que deseen apoyar económicamente el ministerio de LA RED pueden hacerlo por medio de:

Bendecir al que te bendiga
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La Cena del Señor (1 Corintios 11.23-26)

La Cena del Señor es el título de la meditación presentada en este Encuentro de Adoración y Predicación del Movimiento La Red.

Nuestro Señor Jesucristo dejó dos ordenanzas: el bautismo y la Cena del Señor. Distintos movimientos cristianos usan distintos nombres para referirse a la Cena, tales como la «Santa Comunión» o la «Eucaristía». La mayor parte de las congregaciones protestantes celebran la Comunión, pero no con la misma regularidad.

Las tradiciones más antiguas y la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) celebran la Santa Comunión todos los domingos. Otras la celebran una vez al mes y aún otras una vez cada tantos meses. De todos modos, la Cena del Señor es el otro acto mediante el cual afirmamos nuestro pacto con Dios.

La Cena del Señor – Vídeo

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Lectura bíblica – 1 Corintios 11.23-26

Yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado a ustedes: Que la noche que fue entregado, el Señor Jesús tomó pan, 24 y que luego de dar gracias, lo partió y dijo: «Tomen y coman. Esto es mi cuerpo, que por ustedes es partido; hagan esto en mi memoria.» 25 Asimismo, después de cenar tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;hagan esto, cada vez que la beban, en mi memoria.» 26 Por lo tanto, siempre que coman este pan, y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor, hasta que él venga.

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El bautismo (Romanos 6.3-11)

El bautismo, una de las ordenanzas que Jesucristo le dejó a su Iglesia, es el tema de la meditación presentada en este Encuentro del Movimiento La Red.

¿Cuál es nuestra visión del bautismo? Nosotros entendemos que el bautismo es principalmente un testimonio de fe. Esto es, el bautismo es parte de la respuesta del creyente al amor de Dios manifestado en Jesucristo. El bautismo es expresión y sello de lo que ocurre en el corazón del creyente.

El bautismo – Vídeo

Prediquemos Podcast – Audio

Lectura bíblica – Romanos 6.3-11)

¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si nos hemos unido a Cristo en su muerte, así también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que nuestro antiguo yo fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido liberado del pecado. Así que, si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él.10 Porque en cuanto a su muerte, murió al pecado de una vez y para siempre; pero en cuanto a su vida, vive para Dios. 11 Así también ustedes, considérense muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.

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Lo que creemos (Efesios 4.1-6)

Lo que creemos (Efesios 4.1-6) es el título de la reflexión presentada en este Encuentro de Adoración y Predicación del Movimiento La Red.

Efesios 4.1-6 es una de las secciones más importantes de la carta a los Efesios. En este texto, Pablo resume las creencias más importantes de la fe cristiana. Los vv. 4 al 6 contienen un corto poema que los primeros cristianos probablemente usaban para memorizar los puntos básicos de la fe.

El texto afirma que la fe cristiana confiesa tener un solo «cuerpo», es decir, una sola iglesia que es el «cuerpo» de Cristo. Hay un sólo Espíritu Santo, sólo una esperanza de salvación, sólo un Señor Jesucristo, sólo una fe cristiana, sólo un bautismo, y sólo un Dios. Este Dios es el creador del mundo que gobierna toda la humanidad.

Lo que creemos – Vídeo

Lo que creemos – Prediquemos Podcast – Audio

Lectura bíblica: Efesios 4.1-6

Yo, que estoy preso por causa del Señor, les ruego que vivan como es digno del llamamiento que han recibido, y que sean humildes y mansos, y tolerantes y pacientes unos con otros, en amor. Procuren mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Así como ustedes fueron llamados a una sola esperanza, hay también un cuerpo y un Espíritu, un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios y Padre de todos, el cual está por encima de todos, actúa por medio de todos, y está en todos.

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Lo que creemos (Efesios 4.1-6)
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